JUAN CRUZ Y SU CESSNA 630

La «chinita» no pagó

Con Juan Cruz, el piloto encargado de llevarnos a Canáima, nos encontramos en el vestíbulo del pequeño aeropuerto de Ciudad Bolívar. La Cessna con la que volaremos es una 630 con capacidad para seis pasajeros más el piloto.

El pasaje lo formamos; una pareja de canadienses, una «chinita» (como dice Cruz) -pero que en realidad es japonesa- y nosotros dos.

Yo ocupo el asiento del copilo, lugar preferido por mí, cada vez que he volado en una de estos pequeños artefactos.

Cruz es venezolano, a pesar de no parecerlo. Es un «hombre blanco» -como nos llaman por aquí a los que tenemos la piel mas blanca que el común de los venezolanos- de unos 35 años y mediana estatura.

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Aeropuerto de Ciudad Bolívar

Cuando ya estamos con el motor en marcha, a punto de despegar, se acerca a su ventanilla la señora Moraima, representante de la compañía que organiza el vuelo, y le dice: «Juan, vas a tener que volar sobre Salto Angel, ya que la pareja canadiense lo tiene incluido en su paquete y, es más rentable volar directamente sobre él que no dejarlos a ellos -referiéndose a la japonesa y nosotros- en Canaima  para despegar de nuevo y sobrevolar la cascada.»

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¡QUE FLOREZCA EL NEGUEV!

 

De la vara de Moisés al polietiléno

Atravesar Israel de norte a sur, de este a oeste, y no  dedicarle un apartado especial a algo tan preciado y necesitado por este pueblo como es el agua; podría   clasificarse como grave error o imperdonable olvido.

El no querer cometer ni lo uno ni lo otro, es lo que nos lleva a convertir el vital elemento en protagonista del último de los trabajos dedicados a estas tierras, durante las últimas semanas, en nuestro viaje por Oriente Medio.

Ya en las Sagradas Escrituras nos damos cuenta de la importancia que tuvo siempre el agua para este pueblo. Cuando, ante tan arduo problema, se recurre a la sagrada vara de Moisés para dar solución a un dilema tan difícil como insoluble.

Ruinas de Avdat
Ruínas de Avdat

Mas tarde, los nabateos  -emparentados, al menos territorialmente, con los hebreos-  desarrollaron las más sofisticadas técnicas para el aprovechamiento de tan preciado elemento, en estas latitudes. Aún hoy pueden apreciarse dichas técnicas en la ruinas que quedan de éste mítico pueblo. Sobre todo en Petra y en Avdat , en pleno desierto del Neguev.

Miles de años mas tarde, viajando por las carreteras del estado de Israel, podemos apreciar como este pueblo está aplicando las viejas artes, pero con conceptos y métodos totalmente innovadores.

En el norte del país, donde la pluviometría alcanza cotas infinitamente mas altas que en el extenso y sediento sur, captan y almacenan las aguas por medio de  múltiples y laboriosos sistemas de canales, pantanos, y pequeños embalses. A partir de estos, las mismas son conducidas, a través de una compleja red de tuberías, que cual fantasiosa tela de araña se extiende de norte a sur, horadando el subsuelo del país. Por estos kilómetros y kilómetros de conductos es transportada el agua sin que por ello se pierda una sola gota de este oro líquido.

Bomba de agua en pleno desierto
Bomba de trasvase en pleno desierto

Todo Israel está cruzada por inmensas arterias de acero y polietileno, cuyo eje principal va desde los Altos del Golán, Lago Tiberiades,  Baja y Alta Galilea hasta, alcanzar el extremo sur, después de atravesar e irrigar el abrasador desierto Neguev, cuya extensión cubre mas de la mitad de la superficie del país.

Estación de bombeo
Estación de bombeo

Los sistemas de riego  -al contrario de lo que sucede con demasiada frecuencia en nuestro país-  nunca usan canales o acequias, ya que la perdida de agua, bien por evaporación o filtración, es en ellos demasiado importante, al menos para un pueblo que tan necesitado está de ella.

Resulta sorprendente deslizarse por una carretera (que se abre paso a través de un desierto sin ningún signo de vida, ya sea animal o vegetal) y desembocar de repente, después de salir de una curva o haber superado un cambio de rasante, ente las primeras casas de una ciudad de amplias avenidas, adornadas con infinidad de parques y jardines en los que crece una rica y variada flora. Esta es concienzudamente seleccionada, con el fin que la misma exija la menor cantidad de agua posible, a las interminables arterias y alveolos, de metal o polietileno, que forman el entramado del riego por goteo que hace florecer la vida allá donde, hasta hace relativamente poco, solo había escorpiones, víboras y lagartijas.

Operación Moisés

Es la riqueza de todo tipo de minerales del subsuelo del Neguev (aquí sitúa la leyenda las famosas Minas del Rey Salomon) lo que ha servido de reclamo a las    riadas de emigrantes, que llegan constantemente de todas las partes del mundo, a establecerse en el mismo. Este flujo continuo ha hecho que surjan ciudades, pueblos y kibutz en lugares donde nunca antes hubo mas que arena y desolación.

El fin fundamental de estos asentamientos tiene como meta el crear plantas industriales en las que procesar los minerales extraídos de las minas. Abaratando con ello los procedimientos de trabajo, ya que al elaborarse allí donde son extraídos se evita el capítulo del transporte.

De manera especial nos llamaron la atención tres de estos emplazamientos. Entre otras cosas, los mismos son un vivo exponente de la diversidad étnica que abarca hoy en día el estado de Israel.

Los tres ejemplos que tomaremos como base abarcan desde una ciudad media-grande hasta el clásico kibutz, pasando por un pueblo de medianas proporciones.

La conquista del desierto; Beersheba
La conquista del desierto: Beersheba

Beersheba, que significa «Pozo del Juramento», es una ciudad de casi 200.000 habitantes, en su gran mayoría de procedencia eslava y Olins (judíos etíopes, transportados a Israel desde Sudan, por helicópteros israelitas en la sorprendente y rocambolesca  Operación Moisés allá por la década de los ochenta).

El Génesis nos dice que fue en la vieja Beersheba donde Abraham abandonó a su concubina Agar, junto con su hijo Ismael, después del nacimiento de su hijo Isaac.

Nosotros llegamos a ella por la ruta 40, procedentes de Mitzpe Ramón después de dejar atrás inabarcables extensiones de inhóspitos y desérticos parajes, solo salpicados de polvorientas explotaciones mineras,  y alguna que otra mancha verde, formada por la implantación de algún kibutz.

Es la ciudad mas grande del Neguev con amplias avenidas formando cuadrículas, lo que permite contemplar desde las interseccines de las mismas las solitarias y yermas montañas que forman su horizonte.

Sin embargo, en sus ajardinadas calles, de amplias terrazas y modernos edificios, bulle la vida como en cualquier ciudad del mundo.

La vida, y la muerte, como en la mayoría de las ciudades de esta ensangrentada tierra, ya que el 31 de Agosto de 2004 Hamás llevó a cabo dos ataques suicidas con bombas, como consecuencia de los cuales perdieron la vida 16 personas.

Mitzpe Ramón:  Situado al borde del inmenso cráter Makhtesh Ramón, de 40 kilómetros de largo por 8 de ancho y hasta 500 m. de profundidad, fue fundado en el año 1956 como campamento por los obreros que construían la ruta 40 que une Tel Avic con Eilat, a través del sediento Neguev.

Hoy en día es un pueblo en cuya periferia existen un par de urbanizaciones, que por su composición de casas inifamiliares, con verdes y cuidados jardines, podría confundirse perfectamente con un pueblo de la verde y lluviosa Tasmania.

En él se encuentra la interesantísima Escuela de Campo S.P.N.I. dedicada a la investigación y estudio de la flora y la fauna del entorno.

Sede Boker:  Lugar casi mítico, a pesar de ser un simple kibutz.

Famoso en todo el país por ser el lugar donde está enterrado David Ben Gurión,   fundador del estado israelí, y uno de los hombres que mas cargos públicos haya ocupado en la historia de Israel.

Se cuenta que, en una ocasión que Ben Gurión volvía a Jerusalén desde el sur del país, allá por el año 1953, encontró este kibutz, fundado el año anterior por un grupo de pioneros que había luchado en esta zona en la guerra del 48.

Al contactar con ellos y ver el empeño que ponían en la conquista del desierto; Ben Gurión quedó contagiado de su entusiasmo y decidió unirse a ellos, después de renunciar a todos sus cargos públicos. Su permanencia en el lugar se prolongó por mas de un año, fecha en que volvió a Jerusalén para ocuparse, de nuevo, en la gobernanza del país.

En 1963, después de haber dimitido del puesto de Primer Ministro, retorna a Sede Boker, donde construye (o se hace construir) una cabaña en la que habita  durante años con su inseparable esposa. La misma es hoy un museo abierto al público donde se puede apreciar con la sencillez y austeridad que vivían.

En Sede Boker pasó los últimos años de su vida hasta que falleció a los 89 años de edad.

tumbas del matrimonio Ben Gurión
Tumbas del matrimonio Ben Gurión

Aquí, en este idílico lugar se encuentra enterrado este viejo luchador que soñaba con hacer florecer el desierto.

Su tumba, y la de su mujer, a las que se llega a través de un sendero bordeado de graníticas rocas, es ejemplo de sencillez y sobriedad. Nadie monta guardia ante su tumba, como sucede en otras partes con los lugares donde están enterrados «Los Sagrados Padres de la Patria».

Sentado en cualquiera de los múltiples bancos existentes en el entorno, se puede disfrutar del turbador silencio que lo envuelve todo, solo roto por el ulular del viento al acariciar las circundantes rocas. Mientras, allá en la lejanía, vemos como los últimos rayos del sol juguetean con los colores de las tierras del colosal valle, antes de desaparecer por poniente.

Paco Vidal

LAS TROMPETAS DE JERICÓ

(Cuna de civilizaciones 10 )

Diez mil años de historia

Nazaret, tan cargada de valor histórico y religioso para tanta gente, nos decepciona y fustra enormemente. Es una de las ciudades mas sucias y contaminadas de Israel.

Su arteria principal, la Avenida Pablo VI, polvorienta y congestionada por el tráfico, está llena de baches, mientras sus  aceras -en bastante mal estado-  cambian continuamente de nivel  ya que sus vecinos  han adaptado la misma a sus casas y no al contrario, como debería ser. La falta de vegetación en toda la ciudad  y sus calles en continuas subidas y bajadas invitan a marcharse mas que a permanecer en ella. Ante tal situación decidimos continuar nuestro viaje en dirección al Mar Muerto.

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Las carreteras israelíes son buenas y fiables

A pesar de los consejos y advertencias de mucha gente, como por ejemplo, la propietaria del New Continental Hotel de Jerusalén, que nos advierte del peligro que conlleva viajar por la zona dentro de la establecida Linea Verde. Nosotros atravesamos dicha línea y nos adentramos en Cisjordania por la carretera 90, cerca del pueblecíto de Tell Al Berdá, dirigiéndonos hacia Jericó, distante unos 25 ó 30 kilómetros.

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CRISTO NACIÓ EN SIRIA

(Cuna de civilizaciones, 9)

País de contrastes

Mientras escribo estas lineas en un café de la Gordon’s Beach, una de las playas de la cosmopolita y ala vez provinciana, Tel Aviv, la aviación israelí bombardea la ciudad de Tyron en el vecino Líbano.

Cristo nació en Siria, Gordon's Besch, Tel Aviv escribiendo (FILEminimizer)
Gordon’s Beach, Tel Aviv

Estos bombardeos se llevan a cabo como represalia por los continuos hostigamientos que los miembros de Hizbulá  (Partido de Dios) viene sometiendo en los últimos días la zona de seguridad que el ejercito israelí tiene establecida junto a la frontera del país de los cedros, con el fin de evitar que los cohetes lanzados desde las bases de los grupos radicales palestinos caigan sobre sus aldeas.

Israel es un país de fuertes contrastes, tanto geográficos como humanos. Estos pueden apreciarse en todas partes y a todas horas.

Cristo nació en Siria, Gordon's Besch, paseo marítimo (FILEminimizer)
Paseo marítimo de la Gordon’s Beach

Tel Aviv, como decía anteriormente, se revela cosmopolita y provinciana al mismo tiempo. La propia Gordon’s Beach, esta limpia y hermosa playa, nos ofrece estampas tan dispares como son un grupo de jubilados jugando al dominó o al sherbé   -juego parecido al «tres en raya»-   con la parsimonia y despreocupación que caracterizaría la clientela de un bar de pueblo andaluz, de un café marroquí o de un bazar turco. Mientras, no lejos del lugar,  bellas y atractivas mujeres, que tuestan su joven y suave piel bajo un radiante sol de febrero, son observadas, disimulada pero atentamente, por los escrutadores ojos de un ortodoxo que bajo su biber hit (sombrero) no deja de balancearse a la vez que sostiene entre sus manos la Halajá.

Es sorprendente, y en otra parte cualquiera incomprensible, que mientras las fuerzas aéreas del país están llevando a cabo acciones bélicas; en sus ciudades, la vida se desarrolla y desenvuelve con la mayor naturalidad. Otro de los aspectos que llama la atención en las calles de Tel Aviv y Jerusalen  es la gran catidad de jóvenes de paisanos que se ven con fusiles de asalto colgados del hombro, siempre dispuestos a intervenir, si las circunstacias lo requieren.

El contraste entre sus gentes es enorme, ya que su población está compuesta por grupos étnicos llegados de todos los confines del mundo. hay germanos, sajones o eslavos de blanca piel y ojos azules. Magrebíes, egipcios, indúes, paquistaníes o caucasianos, con su característica piel morena y ojos y cabellos negros como el azabache. Escuálidos y frágiles etíopes de piel negro-tostada o nigerianos de abultados ojos y pronunciados labios. Todos unidos por una causa común: el sionismo.

Esta gente, nacida en los más apartados confines del mundo y como tal con los rasgos étnicos más diferenciados, posee un factor aglutinador irrenunciable: el judaísmo.

Cristo nació en Siria, camellos (FILEminimizer)
Tierra de caravanas

Cuando recorremos Israel, no hace falta ser un gran observador para poder distinguir fácilmente, que individuos forman la población dominante por las diferentes áreas por las que pasamos.

Aunque, en general, sus ciudades, pueblos y aldeas están limpias, y sus servicios, en muchos casos, por encima de los nuestros, es en el norte del país  -Alta y Baja Galilea-  dónde más se respira el orden, la tranquilidad y la limpieza. Es en esta zona dónde se establecen los emigrantes llegados de los países más desarrollados. Llegar a cualquier pueblecito de esta zona, es pensar que se encuentra uno en algún lugar de Alemania, Suiza o Austria.

Respeto por el pasado

Es importante resaltar que allí dónde ya existía un núcleo de población, han desarrollado la parte moderna pero conservando,manteniendo y rehabilitando la zona, cuyas raíces y historia hay que buscarla en la noche de los tiempos.

Cristo nació en Siria, Acre, yo primer plano (FILEminimizer)
Mezquita de Acre

Vivo ejemplo de lo que decimos lo encontramos en Acre, pequeña ciudad mediterránea, que después de haber sobrevivido a cananeos, fenicios, griegos, romanos, persas, otomanos y cruzados, su ciudad vieja, a la que solo se puede acceder por una única puerta, a través de la enorme muralla que la rodea, sigue conservando una paz y un encanto verdaderamente regocijantes.

Pasear por sus calles o visitar su zoco, cuyos puestos, ya de espacias, bien de pescado, están en manos palestinas, que conviven aquí con la población hebrea, mucho más pacíficamente que en cualquier otro lugar de este estado.

Cristo nació en Siria, Puerto de Acre (FILEminimizer)
Puerto pesquero de Acre

Contemplar a los hombres y niños arreglar sus deterioradas redes en el desgastado puerto, es algo que nos traslada en el tiempo hasta los primeros días de nuestra era.

Otro tanto sucede con Safed, enclavada en las encumbradas tierras de la Alta Galilea, enriscada en la falda de una montaña, desde dónde al atardecer pueden verse unas vistas de las aldeas circundantes que, como diría mi buen amigo Cristobal López cuando se refiere a nuestra querida Ronda: «No se puede contar, no se puede pintar, solo se puede ver, y después soñar» .

Refugio de ortodoxos

A Safed, escondida entre las montañas que se extienden entre la frontera del Líbano y el Mar de Galilea, llegaron a cobijarse, huyendo del terror, allá por el siglo I los judíos supervivientes de la primera y segunda revueltas contra el Imperio Romano. Siglos más tarde fueron diezmados y expulsados por los ejércitos cruzados.

Cristo nació en Siria, Pepa, aldea y mont Hemon (FILEminimizer)
Aldea siria en los Altos del Golan

Hoy en día, por sus empinadas y bien empedradas callejuelas se puede ver gran cantidad de místicos ortodoxos, con su negra indumentaria ( tzitzit ) y sus rapados cráneos cubiertos con sus negros sombreros, a cuyos lados cuelgan los largos tirabuzones que les caracteriza.

De Safed pasamos a Metulla, justo en la punta del «Dedo de Galilea», pequeña aldea fronteriza expuesta, por tanto, al continuo hostigamiento de las fracciones más radicales del movimiento palestino, desde el vecino Libano.

Cristo nació en Siria, Columna de humo (FILEminimizer)
Dedo de Galilea, al fondo fuego de morteros

Nosotros mismos fuimos testigos de las inmensas columnas de humo que se elevaban al cielo desde los lugares dónde hacían blanco, sólo a pocos kilómetros de dónde nos encontrábamos, los proyectiles lanzados por estos grupos.

Las nieves del Monte Hermón, y las idílicas drusas que pueblan los Altos del Golán, bajo dominio israelí desde la «guerra de los siete días» resplandecen bajo un sol radiante.  Al borde de un cruce de caminos, a la entrada de una de estas idílicas aldeas nos encontramos un destartalado remolque, cargado de melones, acoplado a un viejo tractor. Tres eran las mujeres encargadas de la venta de aquellos melones. Mientras, un hombre de mediana edad, sentado en una silla de plástico a la sombra de un árbol, se encargaba de la «vigilancia» tanto de las mujeres como de la mercancía.

Cristo nació en Siria, Monte Hemon, rótulo y coche (FILEminimizer)
Monte Hermon

Conversando con este aldeano sirio de inmenso mostacho, fuerte constitución y noble mirada, vemos cuan diverso y rico en creencias y convicciones es nuestro mundo.

Al saber que eramos españoles nos dice con la mayor naturalidad del mundo y el más pleno convencimiento: ¿Españoles? ¡magnifico! ustedes son cristianos. Los cristianos y los mahometanos somos hermanos. Cristo nació aquí en Siria, los judíos son gente mala pero nosotros somos hermanos.

La embajada siria en Amman nos negó el visado de entrada a su país. Israel, sin exigir el más mínimo requisito, nos permite visitar este preciado rincón sirio y poder conversar libremente con su gente. Sin embargo, la sencilla gente de esta región odia a los judíos y añora ser gobernada desde Damasco*, aún sabiendo que gozaran de menos libertades y tendrán menos ventajas sociales y económicas. ¡Ironías de los hombres y la vida!

Cristo nació en Siria, Tumba de soldado (FILEminimizer)
Tumba al lado de la ruta 87

Con las últimas horas del día damos vistas al, siempre fascinante, Lago Tiberiades.  Sus claras aguas y sus orillas preñadas de mitología nos conducen a lejanos siglos cuando la historia y la leyenda caminaban de la mano por estas místicas tierras.

Atrás dejamos la solitaria ruta 87, testigo de continuos combates entre estos dos pueblos tan cercanos geográficamente y tan alejados en sus creencias y costumbres.

Sus cunetas están jalonadas de continuos recuerdos a jóvenes, hombres y mujeres, soldados israelíes caídos en combate, como si con estos mudos monolitos se pudiesen volver a la vida los sueños, las esperanzas y las ilusiones, tan tempranamente truncadas.

Mañana, cuando estos territorios vuelvan a Siria, los recordatorios serán arrancados, y en su lugar se levantaran otros, cuyos nombres estarán escrito en árabe. Pero las madres, novias, esposas y amigos de aquellos y estos seguirán llorando la ausencia de unos y otros, preguntándose; ¿para qué y por quien?

Paco Vidal

GALERÍA DE FOTOS

Cristo nació en Siria, Rótulo de Afula y coche (FILEminimizer)
Cercanías del Mar de Galilea
Cristo nació en Siria, Galilea, ruínas (FILEminimizer)
Alta Glilea, ruinas
Cristo nació en Siria, Aldea en desierto (FILEminimizer)
Aldea en el desierto
Cristo nació en Siria, Monumento al holocausto (FILEminimizer)
Museo del Holocausto
Cristo nació en Siria, Poblado beduíno (FILEminimizer)
Aldea beduína
Cristo nació en Siria, Ruínas castillo cruzados (FILEminimizer)
Ruinas de castillo de los Cruzados
Cristo nació en Siria, Quo Vadis Paco (FILEminimizer)
¿Quo vadis Paco ?

 

 

LA CÚPULA DE LA ROCA

(Cuna de civilizaciones,  8)

Un agujero negro en tierras de oriente.

En la Embajada siria de Amman, a la que hemos vuelto después de los problemas vividos con la tormenta de nieve, se niegan a concedernos el visado de entrada, alegando que Siria sólo concede visados a los residentes de los países dónde se solicita. Como quiera que Madrid, ciudad dónde deberíamos haberlo solicitado, se encuentra a 3.000 o 4.000 kilómetros, y en estos casos enfadarse, o ponerse de mal humor no conduce a nada, decidimos cambiar nuestros planes y, en lugar de continuar viaje hacia Siria, lo haremos hacia Israel.

 

Sucede, sin embargo, que consultando el mapa de Siria, nos encontramos en una situación francamente surrealista. Bashar al-Ásad no sólo no reconoce al estado de Israel sino que niega su existencia, por lo que la frontera noroeste de Siria, comprendida entre Jordania y Libano es un espacio vacío, un agujero negro en tierras de oriente. ¡Israel no existe, así que no tenemos dónde ir!

mapa de Israel
Mapa de Israel

 

Como viajeros escarmentados, además de los mapas que nos dieron en la Embajada siria de Amman, constan en nuestro poder otros mapas en los que si encontramos el estado judío. Así que, a pesar de todo; ¡Iremos a Israel!.

La extensa frontera entre Israel y Jordania, sólo tiene tres puntos por dónde pasar. El más cercano, tanto a Amman como de Jerusalén, es el que cruza el Jordán por el puente del rey Hussein. Como quiera que las relaciones entre ambos países no son todo lo fluidas que deberían ser entre dos estados vecinos, el único transporte colectivo que une Ammán con dicho punto, es un autobús que sale a las 6.30 de la mañana de la capital del reino.

Cuando nuestros planes de cambio de rumbo están completamente consolidados ya son las 13.00 horas y,…. realmente no tenemos ganas de dormir otra noche en esta, poco atractiva, ciudad. Por lo tanto, negociamos con un taxista palestino (aquí todos los taxistas lo son) el traslado hasta el, anteriormente citado, puente del rey Hussein y ponemos rumbo a las milagrosas aguas bíblicas.

De esta manera  -después de cambiar dos veces de vehículo, por problemas de territorialidad-  sobre las tres de la tarde estamos pasando el famoso puente sobre, el no menos famoso, río Jordan.  La única forma permitida de cruzar este puente es en  el autobús de la única empresa autorizada a transportar pasajeros entre los dos países. Con todo, este autobús sólo puede llegar hasta la terminal de autobuses israelí, distante unos tres kilómetros del mencionado puente.

«¡Por favor, no nos haga perder el tiempo!»

Autobus
Autobús fronterizo

En este lugar vivimos la curiosa anécdota que narramos a continuación. Cuando las 15 o 20 personas que componíamos el pasaje estábamos formando cola ante la puerta del autobús para hacer efectivo el importe de nuestros billetes, y ante la deliberada  lentitud que mostraba el conductor al desarrollar su labor, con el fin de arañar unos céntimos de acá y otros de allá, un señor canadiense  situado al final de la fila, con evidentes signos de nerviosismo, perfectamente trajeado y cuyo equipaje lo componía un solo maletín de piel negra, se adelantó hasta el conductor y, poniendo en sus manos un billete, que triplicaba el importe total de todos los pasajeros, le dijo: «¡Por favor cóbrese el importe total y quédese con la vuelta, pero no nos haga perder el tiempo!» .

Ni que decir tiene que, gracias a la prisa de este buen señor, nos ahorramos el pasaje y nos encontramos ante la policía de fronteras israelí mucho antes de lo previsto.

Se mueven con gran soltura y, aunque sonrientes y correctos, en ellos se nota la predisposición a tomar la más pronta e imprevisible de las determinaciones. 

La frontera israelí es igual, pero diferente, a todas las demás fronteras. Está limpia, ordenada y equipada con los más sofisticados controles, tanto humanos como electrónicos. El personal que nos atiende, en nada se parece a los funcionarios de los puestos fronterizos de otros países. Todos, sin excepción, son increíblemente jóvenes, o jóvenas, como dijo en cierta ocasión una de nuestras avispadas políticas. Ninguno lleva uniforme, pero de los hombros de ellos, o ellas,  cuelgan unos pequeños, pero se presume que eficaces fusiles de asalto, los cuales portan con la mayor naturalidad. Se mueven con gran soltura y, aunque sonrientes y correctos, en ellos se nota la predisposición a tomar la más pronta e imprevisible de las determinaciones.

La cúpula de la Roca, Panoramica d Jerusalén (FILEminimizer)
Panorámica de Jerusalén

Los tramites aduaneros se efectúan de forma rutinaria. Cuando llega el momento de tramitar el visado, nos preguntan si queremos que nos lo estampen en el pasaporte o, por el contrario, deseamos que nos extiendan un documento aparte, con el fin de no tener problemas a la hora de visitar algunos países árabes*. Obviamente nos decantamos por la segunda fórmula, y minutos después salimos del edificio de aduanas con nuestros pasaportes «limpios»   y nuestros «salvoconductos» para poder movernos libremente por todo Israel.

 

La furgoneta que nos trae desde la frontera, conducida por un agresivo y desagradable individuo, nos deposita en la parte este de Jerusalén , junto a las milenarias murallas, delante de la populosa Puerta de Damasco.

La tarde de este día de últimos de enero es fría y desapacible. Las calles, a pesar de los montones de nieve acumulados, y del gélido viento que sopla, se encuentran llenas de gente.

La cúpula de la Roca, Callejuela (FILEminimizer)
Callejuela

Desde la guerra de 1.967 entre Israel y los estados árabes, la ciudad se encuentra bajo control y administración israelí. Pero el ESTE de la misma  -a pesar de los años transcurridos y de las grandes inversiones realizadas en la misma por el estado judío-  sigue siendo árabe. Árabe es el ambiente de sus calles, árabe la forma machacona y agobiante de ofrecer sus productos y mercancías; desde una lechuga del tenderete callejero, hasta los servicios del taxi y el hotel. Clásica de las ciudades árabes es la suciedad amontonada en sus esquinas, rincones y aceras. Siendo, igualmente árabe, el olor y ambiente que se respira en sus plazas y calles.

Ni intervienen, ni molestan.

Si hay algo que la diferencia de otras ciudades de Oriente Medio es, la fuerte presencia de las Fuerzas de Seguridad israelíes. Las mismas están presentes en cada esquina y en cada rincón de sus plazas y calles.

No intervienen en nada ni se meten con nadie. Basta con su presencia, al menos en periodos de relativa calma, como el que se está disfrutando en los días que duró nuestra visita.

La cúpula de la Roca, Vía Dolorosa (FILEminimizer)
El Gran Hermano en la Vía Dolorosa

Tres días pasamos en Jerusalén, deambulando por las estrechas y  laberínticas   callejuelas  de la Ciudad Vieja. Por encima de otras cosas, nos llamó la atención la enorme cantidad de cámaras de vigilancia instaladas por todas partes. El Gran Hermano que nos anticipaba George Orwell nos vigila y controla desde todos los rincones del viejo Jerusalén. Nosotros queremos creer que es para proteger a la población de actos terroristas y no para controlar nuestras vidas.

Posiblemente sea esta, una de las ciudades sobre la que más toneladas de tinta se hayan vertido. Sobre la cuatro veces santa Jerusalén, se han escrito tantas y tantas  páginas de odio, amor, intriga, desprecio, dolor, envidia y tantas otras cosas, que poco puede añadirse al respecto.

La cúpula de la Roca, Monte de los olivos (FILEminimizer)
Monte de los Olivos, tumbas judias

Todos sabemos de sus famosas puertas de Damasco o Herodes, de los Leones o Haifa. Del Santo Sepulcro o la Vía Dolorosa. Del Muro de las Lamentaciones o el Monte de los Olivos; conocido, aún hoy, con ese nombre, a pesar de que lo único que abundan en él son las miles de tumbas del cementerio judío asentado en una de sus laderas, y las polvorientas y maltrechas callejas, dónde se hacinan las casas, a medio construir, o precariamente terminadas, de las miles de familias palestinas que habitan en ellas.

Hablamos de la Cúpula de la Roca, el lugar más sagrado de Palestina y tercero del mundo islámico.

Hay, sin embargo, un edificio  -tal vez de los más vistos de esta ciudad, pero quizás de los menos conocidos y visitados por el turismo occidental- que merece, desde nuestro punto de vista, mención especial. Hablamos de la Cúpula de la Roca, el lugar más sagrado de Palestina y tercero del mundo islámico.

La cúpula de la Roca, la Cúpula dentro de un arco (FILEminimizer)
La Cúpula

Decíamos anteriormente que, de los más visto de Jerusalén, y creemos estar en lo cierto al realizar dicha afirmación, ya qué cada vez que se ve una fotografía de Jerusalén, o esta ciudad sale en las pantallas de nuestros televisores, ya sea en documentales o noticias de actualidad, lo primero que llama la atención de ella es esa magnífica cúpula dorada que resalta sobre el resto de los edificios. Esta cúpula no corresponde a ningún templo judío o cristiano, como es la creencia más generalizada en nuestro país. Esta llamativa cúpula dorada de la santa ciudad, pertenece a la cultura musulmana.

Esta aurífera cúpula, con ser ya treméndamente atractiva y hermosa, vista desde el exterior, queda totalmente relegada a un segundo plano, cuando se ve lo que alberga en su interior.

En el centro del templo, justo en la vertical que forma la cúpula, se encuentra la roca sobre la que, según las Sagradas Escrituras Abraham iba a ofrecer a Dios el sacrificio de su hijo Isaac. Como es conocido, el Sacrificio de Abraham es camun a las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, islamismo y cristianismo. Pero además el islán reivindica dicha roca como el lugar de dónde partió Mahoma a lomos de su caballo Buraq en su viaje «a la más lejana mezquita» , en compañia del arcángel San Gabriel.

Fácil es entonces comprender que, tanto el judaísmo como el islamismo, demanden para su credo el monte Mariá como lugar sagrado. Ya que son estas, las dos religiones dominantes en la región, después del intento fallido de las Cruzadas por cristianizar la zona

Lo sensato,  y posiblemente lo más justo a los ojos de Dios, hubiera sido compartir La Roca. Pero como quiera que cuando de fe se trata, es ta sumamente difícil ponerse de acuerdo, debido a lo subjetivo del tema y la manipulación que hacen los hombres de la misma. ambas partes recurren a la anatemización del contrario. El  fanatismo y la intolerancia prevalecen sobre la inteligencia y la razón. Cada credo trata de sacralizar el lugar de la manera que mejor sabe hacerlo el ser humano. ¡Eliminando al adversario!

La cúpula de la Roca, Muro de las Lamentaciones (FILEminimizer)
Muro de las Lamentaciones

Los judíos, con la construcción de dos templos. El primero de ellos, en cuyo interior se guardaba el Arca de la Alianza, mandado construir por Salomón en el siglo X antes de Cristo y destruido por las huestes de Nabucodonosor, rey de los babilonios, en el 587 antes de Cristo. La construcción del segundo templo la completó Zorobabel sesenta años después de que el primero fuese reducido a cenizas. Medio milenio resistió este segundo templo hasta ser destruido de nuevo. Esta vez, por las legiones romanas al mando del legatus Tito.

Tanto esfuerzo costó a Vespasiano, y después a su hijo Tito someter a la ciudad y tantos los legionarios romanos caídos ante las murallas de la misma, que cuando al fin fue conquistada, este último mandó pasar a cuchillos a sus moradores y reducir a la nada todas sus edificaciones. Lo único que se salvó fue el inmenso tesoro que los zelotes guardaban en el templo y que Tito se encargó de trasladar a las vacías arcas de Roma. Como consecuencia de tales actos, del segundo templo solo quedó el Kotel o Muro Occidental**. Hoy conocido como Muro de las Lamentaciones.

Sobre la misma explanada dónde estuvieron construidos los dos templos judíos, el kalifa Al-Malik Ibn Maraman mandó construir la Qubbat Al-Sakhra o Cúpula de la Roca, en el siglo VI después de Cristo.

La cúpula de la Roca, Cúpula tras tres arcos (FILEminimizer)
La Cúpula de la Roca

Este pequeño paréntesis solo tiene por objeto situar mínimamente al lector. Ya que, sobre lo que realmente queremos llamar la atención, es sobre la importancia arquitectónica de la obra.

Es tal la belleza que encierra esta maravilla del mundo que mi modesta pluma no se encuentra, ni con fuerzas ni con conocimientos, para hacer la más somera de las descripciones acerca de la misma.

Solo deseo que cada hombre o mujer, que venga a Jerusalén, dedique, al menos un par de horas, a la visita de tan magna obra.

¡Ningún arquitecto, artista, o artesano, que ame su profesión debería morir sin haberse extasiado con la contemplación de esta joya del TALANTE HUMANO!

Paco Vidal

  • * De todos son conocidas las dificultades con que puede encontrarse el viajero ante las autoridades de frontera de muchos países islámicos, si su pasaporte lleva estampado el visado de Israel.
  •  ** En realidad el Kotel o Muro de las Lamentaciones no corresponde a ningún muro del segundo templo, sino que era, y es, el muro de contención de la explanada sobre la que estaba ubicado el templo y dónde hoy se encuentra la Cúpula de la Roca.
  • GALERÍA DE FOTOS

  • La cúpula de la Roca, Tractor en callejuela (FILEminimizer)
    Medio de transporte en la ciudad vieja
    La cúpula de la Roca, Murallas de Jerusalén (FILEminimizer)
    Murallas de Jerusalen
    La cúpula de la Roca, sombra ante la  Cúpula (FILEminimizer)
    La explanada

    La cúpula de la Roca, nosotros ante la  Cúpula (FILEminimizer)
    Arcada y Qubbat Al-Sakhra
  • La cúpula de la Roca, mujer árabe ante la  Cúpula (FILEminimizer)
    Mujer árabe ante la Cúpula

NIEVE EN EL DESIERTO

                                                                                                                 (Cuna de civilizaciones 7)

En el Mar Muerto no hay nieve

Conforme nos acercamos a Amman el tiempo empeora y cuando llegamos a ella está nevando copiosamente.

De la International Trucks Terminal, en la que nos deja el taxi, no sale ni entra ningún autobús, ya que la capa de nieve alcanza un espesor considerable. Cuando recabamos información nos dicen que esperemos hasta ver como evoluciona el tiempo y actuar en consecuencia.

Nieve en el desierto, Salida en autobus (FILEminimizer)
Salimos hacia Ácaba

Después de una larga espera, durante la cual no dejan de sonar los teléfonos, llega un autobús, cuyo conductor más parece un guía de caravanas de camellos que el chófer de un autobús de linea. Su uniforme consta de chilaba blanca y kuffiya o «pañuelo palestino» blanco y rojo, anudado a la cabeza. Como nota aclaratoria diremos que los colores de estos pañuelos sirven para identificar, en cierto modo, la nacionalidad del portador. Blanco y negro: palestino. Blanco y azul: sirio. Blanco y rojo: jordano, etc.

Nieve en el desierto, Nieve en la salida de Amman (FILEminimizer)
Salida de Amman hacia Ácaba

Después de unos minutos de acalorada conversación, de la que no entendemos absolutamente nada, nos dan los tickets a los tres únicos pasajeros que nos dirigimos a Ácaba. Un sirio de unos 35 años y nosotros.

La salida de la vieja Filadelfia reviste cierta dificultad, superada con destreza por nuestro chófer. La entrada se encuentra totalmente colapsada. La subida que conduce a la ciudad se encuentra bloqueada por una larga caravana  de vehículos que forman una serpiente multicolor de kilómetros de longitud.

Según bajamos amaina el temporal y cuando divisamos el Mar Muerto la nieve desaparece completamente de la carretera. Una vez alcanzado el mar la temperatura llega a los 18 grados, según podemos ver en el termómetro del autobús.

Nieve en el desierto, orilla del Mar Muerto (FILEminimizer)
Orilla del Mar Muerto

No es de extrañar tal diferencia de temperaturas, ya que nos encontramos en el punto habitado más bajo del planeta. Estamos a 300 metros por debajo de la mayoría de los mares del mundo.

En los, aproximadamente, 50 kilómetros recorridos, hemos descendido más de 1.000 metros, ya que Amman está a más de 700 metros sobre el nivel del mar.

Circulamos por la Royal Way, o carretera árabe, como la llaman los jordanos. La misma se desliza durante gran parte de su recorrido por la orilla jordana del mar que sirve de frontera entre Jordania e Israel. La otra vía de comunicación entre Amman y Ácaba, la ruta del desierto, se encuentra totalmente colapsada.

Anocheciendo llegamos de nuevo a este paradisíaco rincón que forma el Mar Rojo en el Golfo de Ácaba, dónde disfrutamos de una temperatura de 23 grados, mientras allá en Amman, a tan solo 360 kilómetros, se encuentran a varios grados bajo cero, envueltos en una capa de hielo.

Hace unas semanas, cuando en el artículo sobre Petra, nos mostrábamos, en cierto modo, en desacuerdo con aquellos que decían: » Si sólo vas a ver un lugar en Jordania, o incluso en Oriente Medio, has que éste sea Petra», no es que quisiéramos desmerecer a «La Rosa del Desierto». Lo que sucede es que, aunque Jordania no es un país que pueda presumir de demasiados atractivos arqueológicos o naturales, (como acontece, por ejemplo, con España o Italia) sí es cierto que entre los pocos que detenta, es difícil decantarse por uno u otro.

Nieve en el desierto, Wadi Rum, rocas 1 (FILEminimizer)
Wadi Rum, fantasía onirica

Si los dos trabajos anteriores versaban sobre maravillas creadas por la mano del hombre; Petra y Gerasa, la que hoy nos ocupa, el Wadi Rum, es obra de los dioses.

Sólo un Ser supremo, ayudado por los elementos y el transcurrir de milenios, es capaz de crear, modelar o componer una sinfonía cuyas partituras desprenden a un mismo tiempo; ensoñadoras notas musicales, desgarradoras pinceladas del espectro de colores y extasiadoras figuras geométricas, como las que existen en esta zona que, aunque denominada valle (Wadi) abarca toda una región.

El silencio que nos envuelve, solo roto por las notas que nuestra imaginación sea capaz de arrancarle al ulular del viento, al chocar con las rocas y las dunas. Los indescriptibles colores que van, desde el pesado gris que nos aplasta y encarcela, hasta el frágil, volátil y liberador azul- rosáceo que nos eleva por encima de lo terrenal, acercándonos (siquiera espiritualmente) al Olímpo de los creadores de éste hechizo.  Este trinomio lo cierran esas rocas   fantasmagóricas que el crono y los elementos han ido modelando hasta formar las más inverosímiles figuras, qué, en los rojizos atardeceres, prolongan sus sombras sobre las abrazadoras arenas de este valle.

Lawrence y sus siete pilares

Dicen que Thomas Edward Lawrence se inspiró en esta región para escribir su famosa obra «Los siete Pilares de la Sabiduría».

Nieve en el desierto, Wadi Rum, rocas (FILEminimizer)
Wadi Rum, fantasmal paisaje

Realmente me cuesta trabajo creerlo, ya que dicha obra, a pesar de su pretencioso nombre, no es más que un diario de guerra en el que se nos relata las  andanzas del citado personaje al frente de las diferentes tribus árabes, para conducirlas a la rebelión contra el poder opresor  otomano, y hacerlas caer en el, más refinado y menos brutal, pero al fin y al cabo opresor yugo, del imperialismo británico.

Sin menospreciar el profundo conocimiento que Lawrence de Arabia demuestra poseer en sus «Pilares» de todo el entramado tribal, geográfico, político y social de esta basta zona, no creemos que para escribir un diario de guerra haga falta estar influenciado por un entorno como el que nos encontramos.

De hecho, en su voluminosa obra sólo encontramos unas escasas lineas dedicadas al Rum. Escasas, pero no por ello menos  interesantes, y desde luego, como no podía ser de otra manera, influenciadas por la obsesión y el espíritu que domina toda la obra; el pensamiento militar.

«Los riscos estaban coronados por nidos de cúpulas de un rojo menos intenso que el cuerpo de la colina, antes bien grisáceo y menos oscuro. Daban una acabada apariencia de arquitectura bizantina a aquel irresistible lugar, a aquel camino procesional que superaba a la imaginación. Los ejércitos árabes se podrían perder en su longitud y anchura, y dentro de sus paredes podría dar vueltas en formación un escuadrón de aeroplanos» 

Nieve en el desierto, Tienda beduina 2 (FILEminimizer)
Wadi Rum, vivienda beduina

Dejando a un lado el pensamiento y la obra de tan ilustre y controvertido personaje y amparados por los conocimientos que Farás posee de la zona, y los contactos que en ella tiene, caminamos hasta llegar a un recóndito lugar dónde,protegida de los elementos por una pared vertical de granítica roca fuimos a dar con  la vivienda de una familia beduina. Etnia que se resiste tenazmente a que sus costumbres y formas de vida sean devoradas por el lento, pero inexorable avance de la civilización.

Nieve en el desierto, Tienda beduina hora del té (FILEminimizer)
Wadi Rum, hora del té en vivienda beduina

En la tienda, hecha de piel de camello, entre otras materias, conviven siete personas, así como todas las crías de cabras y ovejas, que por su edad, u otros motivos, es desaconsejable dejarlas libres, a merced de zorros y chacales.

Nada más llegar fuimos invitados a una taza de té,  que nos vimos obligados a aceptar, para no herir el sentido de la hospitalidad de esta familia, a pesar de lo insoluble del entorno y la falta de higiene que se respira por doquier.

Mientras tomamos el té, sentados en el suelo y  servido en un jarrillo de lata, las crías de ovinos nos acompañan con sus juegos y brincos, los múltiples perros tumbados a nuestro alrededor, nos contemplan con una velada melancolía reflejada en sus ojos, y la camella atada a una estaca, no lejos de nosotros, lanza tremendos bramidos sin que lleguemos a entender si dichos mugidos son de agrado o desagrado por nuestra presencia.

Sólo un escuálido café

Después de un día moviéndonos por estos parajes, sin otro alimento que el té ofrecido por la familia beduina. Al llegar al cruce de la carretera que une Ácaba y Amman, Farás, nuestro chófer palestino,  -por cierto, el único árabe con coraje  suficiente, encontrado en este viaje por tan desgarradas tierras  , para decir que la única salida que les queda a palestinos e israelíes, si quieren sobrevivir,  es el entendimiento-,  nos propone girar en dirección a Amman y  acercarnos a comer algo al restaurante que existe en la coronación del puerto de Ros Neskif, que con sus 1.475 metros de altitud es el culpable de la incomunicación entre las dos mitades del país. La idea nos parece bastante acertada, y hacia allí nos dirigimos para satisfacción de nuestros estómagos.

Por esta carretera se realiza todo el transporte de mercancías entre Jordania e Irak con el golfo de Ácaba. Por ella circulan los camiones-cisternas con petroleo irakí hacia el puerto de Ácaba, dónde es trasvasado a los super-petroleros encargados de depositarlo en los puertos de los países industrializados.

Nieve en el desierto, caravana en la ruta 3 (FILEminimizer)
¿Tundra siberiana? ¡Desierto jordano!

Por esta «Autopista del Desierto» circulan enormes trailers con matriculas  jordanas, egipcias o irakies cargados de víveres, medicamentos y otras mercancías, con destino al país dónde las Sagradas Escrituras situaban el Paraíso Terrenal. Hoy convertido por los hombres en un verdadero INFIERNO.

Conforme nos acercamos a nuestro destino, una parte y otra de la carretera está sembrada de inmóbiles monstruos incapaces de moverse sobre el helado suelo, a pesar de los miles de caballos que encierran sus potentes motores.

Nieve en el desierto, ejercito jordano (FILEminimizer)
Ejercito de Jordania

Cuando, por fin, coronamos el puerto, por una precaria pista que habían conseguido abrir la policía y las maquinas del ejercito jordano, en el restaurante lo único que pueden servirnos es un escuálido café. Todo lo demás está agotado.

Al intentar el regreso a Ácaba, ya noche cerrada, vemos que aquella mastodóntica serpiente metálica, harta de esperar, y creyendo que las condiciones del terreno lo permitían, se ha puesto en movimiento.

Nieve en el desierto, ejercito jordano 1
Nieve y ejercito

Desobedeciendo las ordenes de la policía y el ejercito, estos paquidermos de acero,  formando frente de tres y cuatro vehículos, lo invaden todo. La pista preparada por las autoridades para el paso de turismos y pequeños autobuses desaparece bajo el demoledor empuje de estos pegasos sin alas.

Al intentar, desesperadamente, escapar de dos días de inmovilidad, lo que consiguen es bloquear totalmente la ruta. Entre 6.000 y 8.000 camiones colapsan la Autopista del Desierto. ¡La anarquía es absoluta. El caos total!

Por fin, horas más tarde, conseguimos librarnos del vientre de tan infernal sierpe, gracias a la eficaz labor del ejercito y la policía, así como la colaboración de los aguerridos camioneros y la pericia de Farás, el cual, tras una larga noche de insomnio, nos deja a las puertas de nuestro hotel en Ácaba, cuando los primeros rayos de sol de un nuevo y esperanzador día invaden las cumbres de las circundantes montañas.

Paco Vidal

Galería de fotos

Nieve en el desierto, caravana en la ruta 1 (FILEminimizer)
Nieve en la ruta
Nieve en el desierto, Tienda beduina (FILEminimizer)
Vivienda beduína
Nieve en el desierto, camioneros (FILEminimizer)
Camioneros en la ruta del desierto
Nieve en el desierto, Tienda beduina con bebe (FILEminimizer)
Quería que nos lo trajésemos!
Nieve en el desierto, Wadi Rum, hora del té (FILEminimizer)
Wadi Rum
Nieve en el desierto, caravana en la ruta 2 (FILEminimizer)
Ruta del Desierto, Jordania

 

Gerasa, la amada de Adriano

                                                                    (Cuna de civilizaciones,   6)

De Ácaba a Gerasa

Los autobuses de la Trauks International Transport tienen sus oficinas en la calle Al Saada  frente al City Hotel y al restaurante  Captoira, uno de los mejores de Ácaba. Estos autobuses, perfectamente equipados, cubren en cuatro horas los 360 kilómetros que separan Amman de Ácaba, a través de la ruta del desierto.

Nuestra salida hacia la capital del reino Hachemita la efectuamos, con puntualidad japonesa, a las 7.30. de la mañana, como está anunciado en el tablón de horarios.

Como quiera que la mayoría del recorrido es por un desierto carente de un atractivo especial,  dedico el tiempo a repasar apuntes y poner un poco de orden en escritos pasados y actuales.

Gerasa Amman paisaje de nieve (FILEminimizer)
Amman nevada

La temperatura y condiciones meteorológicas han cambiado radicalmente entre el punto de origen y el final del trayecto. Mientras en Ácaba andábamos en manga corta, en Amman hace un frío espantoso, por lo que tenemos que echar mano del anorak.

El taxi que tomamos en la estación de autobuses, nos conduce por requerimiento nuestro, a la embajada siria, con el fin de conseguir el correspondiente visado. El mismo lo necesitaremos en los próximos días, ya que entra en nuestros planes visitar la legendaria ciudad de Palmíra, a orillas del río Eúfrates. Como se desprende del escrito, el viaje que narramos se efectuó antes de la fratricida guerra que asola actualmente el país de los Omeyas.

Las peripecias del joven Daniel, conduciendo endiabladamente por las difíciles calles de Amman con el fin de llegar a tiempo a la embajada, de nada sirven, ya que cuando llegamos a ella, el departamento de visados está cerrado. Está cerrado durante los próximos tres días ya que mañana es viernes, (día santo en el mundo musulmán)  y al ser el domingo cumpleaños del rey Abdulá es fiesta en Jordania, por lo que el sábado hacen puente.

Decidimos dormir en el Sufara Hotel, más por la buena ubicación, que por ser este de nuestro agrado. El mismo se encuentra en el centro de la ciudad antigua de Amman, junto al Anfiteatro Romano.

Con tres días de fiesta por delante y sin tener muy claro que derroteros tomar, decidimos salir a sacar dinero y dar una vuelta por la Dawn Tawn.

No han transcurrido ni 20 minutos, cuando se desencadena una tormenta de nieve que incrementa la, ya por si, caótica circulación, tanto peatonal como rodada. Lo que hace bastante dificultoso moverse por sus calles.

Ante tal situación, entramos en un sencillo restaurante, desde el cual, con los estómagos llenos y dinero en los bolsillos, volvemos al hotel, dónde nos quedamos dormidos, tratando de ordenar nuestro futuro sin conseguirlo del todo.

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Vistas desde la habitación del hotel

Cuando corremos las cortinas de nuestra habitación no damos crédito a lo que vemos. Las calles, a pesar de ser las ocho de la mañana, están totalmente desiertas, y un blanco manto de inmaculada nieve cubre todo cuanto abarca nuestra vista. ¡Una nevada de estas dimensiones no podíamos imaginarla en la desértica Jordania! Nos cuentan que algo similar ocurrió por última vez hace más de medio siglo.

Cuando estamos desayunando llega Daniel, con el que habíamos quedado el día anterior para desplazarnos a la ciudad de Jerash, distante unos 50 kilómetros al noroeste de Amman.

Gerasa amman rotulo de jerash (FILEminimizer)
Salida hacia Jerash

Nos advierte que no sabe si podremos llegar a nuestro destino, ya que según información radiofónica, la carretera que une Amman con Jerash está cortada al tráfico. Lo que si queda totalmente descartado es acercarnos hasta la frontera siria puesto que las comunicaciones entre ambos países están suspendidas debido a las condiciones meteorológicas. Esta última opción la habíamos barajado pensando que tal vez en la misma frontera podíamos conseguir los visados, al no poder obtenerlos en la embajada siria de Amman.

Ante tal situación, decidimos visitar Jerash, siempre que sea posible. Regresar a Amman y de nuevo a Ácaba, para intentar entrar a Israel por Eliot, ya que el tiempo en aquella zona sigue siendo espléndido.

Mientras la Metrópolis se desangra, las provincias florecen

jerash, plano (FILEminimizer)
Plano de Jerash

Jerash, a la que llegamos, no sin ciertas dificultades, hace honor a su fama. Aunque se habla de asentamientos humanos en esta zona que datan del tercer milenio anterior a Cristo, lo que realmente queda de ella para el observador normal es la  ciudad romana. Sobre todo si tenemos en cuenta que son las ruinas de ciudad romana mejor conservadas de todo el Próximo Oriente. Después de haber dormido durante siglos bajo las arenas del desierto, en 1.806 fue descubierta por el investigador alemán Ulrich Jasper.

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Cardo de Gerasa

Conforme se le liberaba de toneladas y toneladas de arena Gerasa (nombre con el que se conocía en la época romana) iba dejando al descubierto la importancia alcanzada en su época de mayor esplendor, entre los siglos I a.d.C. y II de nuestra era.

Mientras en los confines del Imperio, que abarcaba desde Hispania a Dacia y desde Britania a Siria, se desarrollaban ejemplos como el de Jerash,  el corazón de la Matrópolis   era devorado por la desmedida ambición de sus políticos y la lucha por el poder entre los diferentes clanes y familias, tanto dentro como fuera del propio Senado, como tan magistralmente, nos narra Santiago Posteguillo en su trilogía sobre TRAJANO. De «Los Asesinos del Emperador», primer volumen de dicha trilogía,  entresacamos el siguiente ilustrativo párrafo.

«La cabeza de Servio Sulpicio Galva, Imperator Caesar Augustus, estaba clavada en una larga estaca en el corazón de Roma, en mitad del foro, frente al templo de Vesta. Miraba con los ojos en blanco, la boca torcida y la tez pálida a los curiosos que aún tenían la valentía de recorrer las calles de la ciudad aquella tarde. Tenía moratones y cortes en ambas mejillas, fruto de su vano intento por defenderse de unos pretorianos enloquecidos y hartos de que el emperador no cumpliera su promesa de darles el pago comprometido y acostumbrado tras su ascenso al poder. Su caída fue rápida: sólo siete meses desde su nombramiento como sucesor de Nerón. Alrededor había otras tres estacas con dos de los más fieles oficiales de Galba, Vinio e Icelo, y una última lanza con la cabeza de Lucio Calpurnio Pisón Liciniano, a quien Galba había adoptado como sucesor para dar inicio a una nueva dinastía. El cráneo de este último había sido perforado por la punta de un asta pretoriana hasta asomar por la frente partida de quien había soñado ser pronto emperador también».

Gerasa Jerash el foro (FILEminimizer)
Gerasa, Foro

Es posible que alguien piense que la cita anterior no viene a cuento. Sin embargo, consideramos  que sabiendo lo que sucedía en Roma se aprecie más los trabajos realizados en una ciudad de provincia como era Gerasa.

Ha sido la propia naturaleza, las especiales condiciones climáticas de estas latitudes. El haber estado durante siglos bajo una tierra seca y poco erosionante, lo que ha hecho que cuando paseamos por la Gerasa romana , con un poco de imaginación, podamos ver como se desenvolvía la vida en una ciudad de sus características durante los siglos que giran alrededor del nacimiento de Cristo.

¡ La ciudad al completo podía asistir al espectáculo!

Jerach, columnada (FILEminimizer)
Columnas de Gerasa

Todo en esta ciudad es perfectamente reconocible. Hasta el más neófito de los mortales en Arqueología o Historia, es capaz de situarse en ella y distinguir  la Puerta Sur de la Puerta Norte, unidas por el Cardo  o calle principal, de 600 metros de longitud. Tan magnánimo ha sido el entorno con estas ruinas que en la piedras que forman el pavimento del Cardo pueden verse las huellas dejadas por los carruajes hace miles de años.

El Hipódromo, con un aforo de 15.000 espectadores (¡toda la ciudad podía asistir al espectáculo!) y unas dimensiones, en su arena, de 250 metros de largo por 50 de ancho, es otra de sus obras maestras.

Gerasa jerash, teatro (FILEminimizer)
Gerasa, teatro

¿Que ciudad actual de 20.000 habitantes se podría permitir el lujo de tener dos teatros como los tenía Jerash. El Teatro Norte y el Teatro Sur, cada uno de ellos con capacidad para 4.000 personas.

El Foro, intrínsico a toda ciudad romana, reúne unas características especiales, ya que el mismo es oval, pavimentado con enormes losas de piedra formando óvalos concéntricos de mayor a menor, hasta cerrarse en un podio que existe en el centro del mismo.

Gerasa jerash, el corso con mi (FILEminimizer)
Huellas sobre las piedras

¿Como olvidar el Templo de Zeus, anterior a la época romana, pero conservado y respetado, el Ágora, el Templo de Artemisa, diosa de Jerash, y tantos y tantos edificios y obras civiles que harían el deleite de cualquier investigador?.

Se dice que Adriano, el emperador viajero, sentía un gran aprecio por esta ciudad, y Gerasa se lo agradeció obsequiándole con el magnifico arco (Arco de Adriano) que  cualquier viajero puede disfrutar en su visita a las ruinas de Jerash.

Gerasa jerash, arco de Adriano (FILEminimizer)
Arco de Adriano

Tanto «derroche» constructivo nos lleva a dos posibilidades; o bien Gerasa era un centro de ocio, dónde acudía la oficialidad y el generalato de las legiones imperiales y los mercaderes de las colonias orientales del IMPERIO, a resarcirse de sus días de carencia,  o los gobernantes despilfarradores no es una cosa de aquí ni de ahora.

De cualquier manera lo que si es cierto, es que los aeropuertos y estaciones de AVE inservibles  -y por tanto abandonadas-  no revestirán dentro de miles de años, el esplendor y carisma que portan hoy las construcciones romanas de aquella época.

Jerach, Foro (FILEminimizer)
El Foro

Paco Vidal

 

 

 

 

 

 

 

PETRA, CIUDAD DE PIEDRAS

                                                                   (Cuna de civilizaciones, 5)

El golfo de Ácaba

El Golfo de Ácaba, ese brazo de mar de fondo transparente y cristalino, que partiendo del Mar Rojo, va desgarrando estas áridas tierras formando, de uno solo, dos enormes y míticos desiertos: El Sinaí y el Arábico. Esta estrecha manga de agua lame las playas de Eliot y Ácaba allí dónde la misma llega a su fin, obsequiando a Israel y Jordania, con  estratégicas salidas marítimas tanto al proceloso Índico como al mítico Mediterráneo.

Este trozo de tierra y mar siempre ejerció sobre mi una gran atracción. Sobre el mapa lo  identificaba con lo exótico, lejano y legendario.

Mezclando lo material con lo onírico, dejando deliberadamente que ambos se solapen, paseamos soñolientamente  por las calles de Ácaba, la más acogedora de la ciudades  jordanas.

Su templado clima, estratégica situación, y cuidados parques, así cómo la amabilidad y hospitalidad de sus gentes han hecho que en la misma florezca una prospera oferta turística.

Petra, Playa de Ácaba
Playa de Ácaba.

Aquí, además de los propios jordanos y algunos europeos, acuden a pasar horas o días de ocio los militares norteamericanos estacionados en la vecina Arabia Saudí. Ocio que les está completamente vedado en el hermético e intransigente reino de Al Saud, debido a las estrictas leyes coránicas que rigen en él.

Nada nos recuerda en la actual Ácaba a la antigua Ezión-geber de la tierra de Edom, citada ya en el Libro de los Reyes del Antiguo Testamento. Es cierto que al oeste de la ciudad, junto a la frontera con Israel, están las ruinas de Tell Al Khalifa, que los acabenses se empeñan en identificar con Ezión-geber, lo cual no está confirmado ni histórica ni científicamente.

Cómo quiera que los informes meteorológicos nos advierten de las bajísimas temperaturas que están padeciendo en Amman, alrededor de 0º C., decidimos permanecer aquí unos días y acercarnos a visitar la legendaria Petra, distante de Ácaba unos 130 kilómetros, y proseguir posteriormente nuestro viaje hacia la capital del Reino Hachemita.

La Flor del Desierto

Farás, con el que nos dirigimos a Petra, de nacionalidad jordana y sangre palestina, serio y profesional, de tez morena, mediana estatura y abultado abdomen, se sirve de un inglés  -que para sí quisieran el 90% de los taxistas españoles-  para expresarnos su admiración por el desaparecido rey Hussein. Así mismo nos expresa su convencimiento, de que los pueblos árabes y hebreo tienen la obligación y el deber de entenderse y respetarse mutuamente, si quieren vivir en paz, ya que, según él, la paz es a lo más grande que debe aspirar el ser humano. Son tantas las anécdotas que nos cuenta, tanto en la ida como en la vuelta, que los trayectos se hacen francamente cortos.

Petra, El desfiladero (FILEminimizer)
Desfiladero, al fondo El Tesoro.

«El Tesoro», el más importante y mejor conservado edificio de este extraño y, hasta hace poco, desconocido enclave.

otra del tesoro
La ciudad rosa.

A las ocho de la mañana, mucho antes que lleguen los autobuses con las oleadas de turistas, procedentes de Ácaba y Aman, estamos entrando por el gran cañón o desfiladero que después de, aproximadamente un kilómetro, nos dejará ante las puertas del Khazneh, «el Tesoro». El más importante y mejor conservado edificio de este extraño y, hasta hace poco, desconocido enclave.

Es tanto lo publicado sobre Petra que aquí, en tan reducido espacio, poco es lo que podemos añadir sobre ella. Si nos decidimos a hacerlo es más por respeto a los posibles seguidores del Blog, si los hubieses, que por lo que seamos capaces de aportar a lo ya conocido sobre la ciudad de los nabateos.

Petra Yo con Camello (FILEminimizer)
Como buen caravanista, pagué mi tributo a Petra.

Se encuentra la «Ciudad Rosa», llamada así por el color de la piedra que la caracteriza, enclavada en un macizo rocoso que guarda celosamente el tesoro que alberga en su interior. Este farallón rocoso cuya formación semeja gigantescas coliflores, talladas por férreas y ciclópeas manos, oculta en su vientre esa belleza, salvaje y natural que es Petra.

Fue en el interior de este sobrecogedor conglomerado dónde los nabateos, tribu nómada del este del desierto Arábigo, dónde asentaron su poder entre los siglos VI a.d.C. y el II de nuestra era.

En el transcurso de esos ocho siglos Petra floreció y cayó, definitivamente en el anonimato, cuando las caravanas entre Egipto y Siria tomaron otros derroteros, o bien los mercaderes empezaron a utilizar las vías marítimas.

Este método les permitía dedicar menos tiempo a la guerra y mucho más a las artes.

Petra, Tumbas (FILEminimizer)
¿Tumbas?

Cuando comenzó  su supremacía sobre el área que controlaban se dedicaron a asaltar las caravanas que transitaban por ella, pero al observar la necesidad de estar en continuo estado de guerra y el gran número de enemigos que les ocasionaban sus actos, optaron por otro más simple y refinado.  Ofrecer protección y cobrar tributo a todas las caravanas que se veían obligadas a pasar por sus dominios. Este método les permitía dedicar menos tiempo a la guerra, y mucho más a las artes.

Cómo consecuencia de ello, Petra experimentó un fuerte crecimiento cultural, destacando sobre todo en la agricultura y la arquitectura. De la primera nos legaron sus sofisticados sistemas de riego y el estudiado aprovechamiento del agua. De la segunda; veinte siglos más tarde, nos sorprende la perfección y grandeza de sus edificios, tanto civiles, cómo religiosos o funerarios.

A continuación citaremos algunos de los más representativos que pueden contemplarse, hoy en día, al visitar «La Flor del Desierto» , como la denominan muchos jordanos.

El Tesoro Petra
El Tesoro, Petra.

EL KHAZNEH: A pesar de su significado  -el tesoro, en dialecto beduíno-  no significa ello que los nabateos escondiesen sus riquezas en este edificio. Pues fue siglos más tarde cuando se popularizó la leyenda de que, unos bandidos habían escondido en él, un fabuloso tesoro. La construcción del controvertido edificio se llevó a cabo entre los siglos I a.d.C. y el  II de nuestra era.

Petra, Afiteatro Petra (FILEminimizer)
Anfiteatro.

ANFITEATRO: Con capacidad para 8.000 espectadores, muy parecido a los anfiteatros romanos, pero con un grado de inclinación menos pronunciado en los graderios. Fue este parecido el que llevó a pensar que el mismo había sido construido por los romanos, pero después de recientes excavaciones, entre los eruditos toma fuerza la creencia que el mismo fue construido por los nabateos en el primer siglo de nuestra era.

Petra, Primera tumba (FILEminimizer)
Tumba de la Urna.

TUMBAS REALES: Son tres, de aspecto realmente impresionante. Vistas desde la Calle de las Columnas, talladas en la pared vertical que forma el cañón, semejan templos griegos. La primera es la Tumba de la urna, apoyada sobre una terraza la cual descansa sobre una doble arcada de bóvedas. Le sigue la Tumba Corintina  y por último la Tumba de Palacio que es la única simulación de edificio de tres plantas que hemos podido observar en todo el complejo.

Petra, Avenida de las columnas (FILEminimizer)
Avenida de las Columnas.

Hay quien afirma que la primera de ellas cobijó los restos del rey nabateo, Maluchos II, pero nada de esto está probado. Ni siquiera lo está que realmente fuesen tumbas, pero el transcurrir de los años y la imaginación popular, las bautizó como tales.

CALLE DE LAS COLUMNAS: Vista hoy, tal cual, parece que fuese la calle principal, pero, al contrario de lo que sucedía en las ciudades romanas, cuyo cardo, o eje principal, transcurría de norte a sur, dicha calle está orientada este oeste.

Petra Templo del Dios
Templo de Dushara, dios de los nabateos.

TEMPLO DE DUSHARA:  Es el único edificio de Petra construido piedra sobre piedra y no tallado en la roca, como el resto ellos. Es evidente que un edificio con unas peculiaridades tan diferentes a los demás, debió estar dedicado a alguien muy especial. Y así es. El edificio era la morada del dios de los nabateos. El dios  Dushara.

Posee Petra, centenares, tal vez, miles de edificios, tumbas y cuevas. Con los aquí mencionados solo queremos ofrecer una pequeña, pequeñísima muestra de los tesoros arquitectónicos y arqueológicos que esconde esta enigmática civilización, en gran parte, aún por descubrir.

Hace unos días leí en algún lugar: «Si solo vas a ver un lugar en Jordania, o incluso en Oriente Medio, has que este sea PETRA».

Como quiera que mis años empiezan a enseñarme que no debo dejarme llevar por el  fanatismo, la frase anterior la cambiaría por la siguiente: Si vas a Jordania, o incluso a Oriente Medio, no dejes de visitar PETRA.

Petra el tesoro (FILEminimizer)
El Tesoro, Petra.

Paco Vidal

EL FARAÓN SIN TIERRAS

                                                              (Cuna de civilizaciones, 4)

En tierra de nadie.

Nuweiba se encuentra situada en la península del Sinaí, a dos tercios de camino entre Sharm el Sheikh y la ciudades de Eilot (Israel) y Acaba (Jordania).

La primera impresión que tenemos de ella, después de dejar atrás las intrincadas vueltas y revueltas que da la carretera que une Santa Catalina con las transparentes, claras y esmeraldas aguas del Mar Rojo, es decepcionante.

El Sinaí (FILEminimizer)
El Sinaí

Es Nuweiba una ciudad situada, sociologicamente hablando, en tierra de nadie. No posee ni el exotismo o intriga de un poblado beduino, ni el dinamismo y la vitalidad  que caracteriza a los pueblos o ciudades árabes. Compuesta por algunos destartalados edificios. No viejos en el tiempo, pero sí en el aspecto, entre los que se encuentran un par de bancos, uno de ellos cerrado. Alguna que otra factoría dedicada a la industria del pescado, así como algunos comercios que hacen la función de tienda, almacén, bar etc.  Los mismos se encuentran esparcidos anárquicamente  por una pequeña llanura, seca y árida, atenazados entre el mar y la montaña.

Paseando (FILEminimizer)
Paseando

Lo que destaca en ella, obviamente, es el puerto en el que se encuentra atracado un carguero de  mediano tonelaje, que resultó ser el encargado de transportar personas y mercancías entre Nuwaiba y Ácaba, ya en tierras jordánas y meta de nuestro próximo destino.

Un joven fuerte y de aspecto reposado, adornado con chislaba negra, blanco turbante  y pobladisima  larga barba negra que le dan aspecto, mas de talibán afgano que de comerciante egipcio, me da a entender con sus gestos, que pregunte a otro señor que se encuentra cerca de él, ya que él no entiende lo que le pregunto.

El segundo interpelado me informa, en un inglés bastante bueno, donde están las oficinas para comprar los pasajes del transbordador encargado de llevarnos a Ácaba.

«Una vez más triunfa en el hombre lo fácil, ante el miedo a lo desconocido»

En la ventanilla el encargado de vender los pasajes, un egipcio alegre y hablador, me aclara que hay dos formas de hacer el viaje;  «Con el barco de toda la vida»,  cuya travesía dura de 3 a 6 horas, según la dirección e intensidad del viento, o con el moderno hovercraft cuyo viaje dura solo una hora y media.

El autor con emigrante irakí en Ácaba (FILEminimizer)
El autor con emigrante irakí en Jordania

Ambos tienen la salida prevista para la una del mediodía. Ante la posibilidad de llegar de noche a una ciudad, portuaria y fronteriza, en un país totalmente desconocido, si tomamos el viejo barco. Nos decantamos por la segunda alternativa, a pesar de ser mas cara y posiblemente mas interesante.

¡Una vez más triunfa en el hombre lo fácil ante el miedo a lo desconocido!

Rico en grasas, pobre en materia gris.

Después de superar los correspondientes tramites de aduana, sin ningún tipo de contratiempo, entramos en una inmensa nave, que cumple las funciones de sala de espera. En la misma se hacina una multitud de jóvenes egipcios, todos hombres, que van a trabajar a Jordania, -según supimos después-, algunos occidentales y dos chicas japonesas.

Nuweiba-Ácaba 1.5 horas (FILEminimizer)
Nuweiba-Ácaba 1.5 horas

La salida de nuestro barco se retrasa hasta las tres de la tarde, el otro aún seguía atracado cuando nosotros zarpamos.

Durante estas tres horas de espera vivimos las escenas mas desagradables y tercermundistas que hallamos vivido en los últimos tiempos, en este u otro viaje. Dichos hechos trajeron a mi memoria escenas de nuestro pasado, cuando nuestras condiciones de vida eran similares a las que hoy padecen estos jóvenes. En estas escenas intervenían, a partes iguales; la brutalidad, incultura y falta de sensibilidad de un sargento de la policía egipcia -como constaba en el brazalete rojo que portaba en su brazo izquierdo- y la desmedida masificacion  de los cientos de jóvenes emigrantes que esperaban para embarcar.

Periódicamente, el antes citado sargento, -idéntico en aspecto y ferocidad al siniestro personaje que interpreta al funcionario de prisiones turco en la película «El expreso de Medianoche»- se plantaba en la puerta de la inmensa nave que daba al muelle y, rodeado de soldados armados con metralletas, comenzaba a vociferar con voz bronca y desagradable, mas parecida al berrido de un camello que a cualquier sonido surgido de garganta humana.

En respuesta a tales llamadas la muchedumbre se lanzaba, sin orden ni concierto, hacia el lugar dónde él se encontraba empujándose unos a otros, pugnando entre ellos por conquistar los primeros puestos de aquella masa anónima. De allí los iba  arrancando nuestro hombre a empellones, manotazos y patadas para cargarlos en una plataforma que, tirada de un tractor, los transportaba al barco que, atracado en el muelle, iba engullendo una oleada tras otra.

Al fin, cuando éste tiránico faraón sin tierras -rico en grasas y pobre en materia gris, de toscos modales y ninguna sensibilidad,- vació la nave, nos tocó el turno al pequeño grupo que, arrinconados, esperábamos nuestro turno. Avergonzados unos, temerosos otros, fuimos llevado a la moderna motonave que, llena de lujos y comodidades, nos depositó en el puerto de Ácaba, seguramente antes de que ellos partieran de Nuwaiba.

Playa del Mar Rojo (FILEminimizer)
Playa del Mar Rojo

Aquí, en este apartado rincón del mundo, las claras aguas, verde esmeralda, del Mar Rojo, lamen por igual las arenas de las playas de la península del Sinaí, Eliot y Ácaba, sin establecer diferencias entre las tierras hebreas o islámicas. Acariciando los morenos cuerpos de hombres y mujeres, sin discriminar a nadie por  razones de razas, nacionalidades o credos religiosos.

¡Una vez más, la Naturaleza da muestras de ser mas inteligente que los hombres!.

Paco Vidal

Calle de Ácaba (FILEminimizer)
Calle de Ácaba
Golfo de Ácaba (FILEminimizer)
golfo de Ácaba

SAID Y EL CAMELLO DE ALÍ

 

                                                    (Cuna de civilizaciones, 3)

El hombre propone y las circunstancias disponen

La estación de ferrocarriles Ramsé II de El Cairo, a la que llegamos a las dos de la tarde -procedentes de la lluviosa Alejandría-, es una de esas estaciones que escogería cualquier director de cine, para escenificar situaciones donde el papel del tren -y su mundo- tuviesen que jugar un fuerte impacto en el espíritu del espectador.

Es un edificio grande y destartalado, de paredes grises, rematadas por una bóveda de cristal y hierro.

Por sus andenes, abarrotados por un gentío de los mas variados personajes, destacan los negros caftanes que visten las señoras de mas edad, en contraste con la indumentaria mas alegre y moderna de las mas jóvenes. Del cuello de todas ellas cuelgan macizas cadenas de oro, que tanto les gusta lucir a las mujeres egipcias.

Se ven campesinos, hombres de negocios, vendedores, mendigos y militares, que suben y bajan de los comboyes que llegan y parten hacia los diferentes destinos del país.

Estación Ramse II (FILEminimizer)
Estación Ramse II (El Cairo)

Sentados en los bancos de esta gran nave se pueden pasar horas y horas, viendo transcurrir el Gran Teatro del Mundo, representado inconscientemente por estos miles de actores anónimos.

En la Oficina de Información que existe en la propia estación, nos informan, previa solicitud nuestra, de la imposibilidad de viajar por las aguas del Canal de Suez para viajeros independientes. Hasta el día de hoy no existe ningún barco de pasaje que cubra el trayecto Port Said – Suez. Como quiera que hacer este trayecto era una de las metas de este viaje, la información nos deja un tanto frustrados. No obstante asumimos -que remedio- que estas cosas forman parte del viaje. Ya que, cuando se viaja por libre,: El hombre propone y las circunstancias disponen.

La ciudad mas joven del milenario Egipto

Ante tal imprevisto y sabedores de que, tanto Suez como Port Said no son ciudades que tengan mucho que ofrecer a los ojos del viajero, decidimos salir en autobús hacia Ismailía.

Ismailía (FILEminimizer)
Ismailía

Esta ciudad, fundada por Ferdinand Lessep en la década de los cincuenta del siglo XIX, se encuentra a unos 50 Kilómetros al norte de Suez a orillas del Canal, junto al lago Tinsah. El nombre de la misma es en honor del Jedive Ismael, amigo personal de Lessep.

La misma nació y creció con el canal, ya que su origen no fue otra cosa que el lugar donde residieron, tanto Lessep como todo el equipo técnico que dirigió las obras del canal que separaría África de Asia  y uniría el Mar Rojo con el Mediterráneo. Acortando en miles de millas marinas la navegación entre Europa y Asia.

La ciudad mas joven del milenario Egipto, es un lugar; agradable, tranquilo, limpio y con bastantes parques. En ella contactamos con Faruk, propietario de un viejo Lada, del que se siente muy orgulloso.

Después del correspondiente tira y afloja que caracteriza todo trato en el mundo árabe, llegamos a un acuerdo, a través del cual -ademas de mostrarnos la ciudad- nos llevará en su coche hasta Nuweiba a orillas del mar Rojo, después de pernoctar en la aldea que hay junto al Monasterio de Santa Catalina, a los pies del Monte Sinaí, en pleno desierto del mismo nombre.

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Casa de Lessep en Ismailía

Después de visitar la casa que habitó Lessep mientras dirigía las faraónicas obras del canal – casa convertida hoy en museo- nos dirigimos hacia el sur. El viejo Lada se desliza cansínamente por la carretera que discurre cercana a la orilla derecha del canal. A derecha e izquierda de la misma desfilan enormes plantaciones de mangos, regadas por las aguas dulces del lago Tinsah.

El desierto del éxodo

Entrada tunel (FILEminimizer)
Entrada al tunel

Unos diez o quince kilómetros antes de llegar a la ciudad de Suéz, giramos a la izquierda y pasamos a la península del Sinaí por el túnel que construyeron los egipcios por debajo del canal después de los acuerdos de Camp David, con el fin terminar con el aislamiento de la península del resto del país.

Tunel bajo el canal (FILEminimizer)
Tunel bajo el Canal de Suez

A partir de ahora empezamos a movernos por los «Caminos mas viejos del Mundo», como nos dice Faruk. Por ellos, según el Antiguo Testamento, deambuló Moisés durante 40 años en busca de la Tierra Prometida al pueblo de Israel.

Es el Sinaí, como indica su propio nombre, el desierto del odio. (Según El viejo Testamento los hebreos serian odiados por todos los pueblos de la Tierra desde el momento que Javéh los eligió como pueblo, al entregar a Moisés  Los Diez Mandamientos en la cima del Monte Sinaí). Odio que los llevaría a vagar por él en un interminable éxodo huyendo del poder faraónico, a través de las agrestes montañas e inhóspitos  valles que forman esta desolada tierra.

Hoy en día, a pesar de que muchos de sus caminos están asfaltados, y rotuladas sus intersecciones. El Sinaí sigue conservando la grandeza de todos los desiertos del mundo.

Intruso en los caminos (FILEminimizer)
¿Quien es el intruso, él o nosotros?

Nosotros, después de superar incontables controles militares, (Solo comparables, en número, a los que padecí años atrás, en el Estado de Chiapas cuando viajaba por carretera, como en esta ocasión) llegamos a los pies del Monte Sinaí  al atardecer. Después de habernos embriagados, durante el camino, con una apasionante sinfonía de colores. Según la hora del día y la orientación del sol, los tonos que forman sus rayos al revolcarse por estas áridas tierras, pasan del azul zafiro al negro azabache, del violeta al rojo encendido. Formando en ocasiones una mezcla de todos ellos como si nos encontrásemos inmersos en la paleta del más subrrealísta de los pintores que haya dado la Humanidad.

Montañas dede el M.S. (FILEminimizer)
El Sinaí

¿Como es posible que esta tierra haya servido tantas veces de campo de batalla, y que sus estériles valles sirvan de tumba a jóvenes vidas, segadas, la mayoría de las veces, sin saber por qué ni para qué?.

Un largo camino hacia la muerte

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Monasterio Santa Catalina

Con las primeras sombras del anochecer cayendo sobre este hermoso valle, indagamos en la aldea beduina que da calor humano a este paraje, la posibilidad de encontrar algún guía que nos conduzca a la cima del monte donde, según la leyenda, Javéh entregó a Moisés las  Tablas de la Ley por las que debería regirse en el futuro su pueblo.

Por fin, después de las pertinentes pesquisas, encontramos a Said y Alí, los cuales nos harán; el primero de guía y el segundo facilitará el camello que necesitamos para la larga y dura marcha de tres horas  que dura la ascensión a los 2.285 metros de altura que tiene la montaña.

A la 1.30 de la madrugada pasan a recogernos Said y el camello de Alí

Con un intenso frío, y una clara noche de luna, dirigimos nuestros pasos por la sinuosa senda que conduce a la cumbre de la mas sagrada de las montañas del mundo cristiano y musulmán.

Una hora mas tarde,Said detiene el camello, a lomos del cual cabalga mi mujer y tomándome del brazo, me acerca a una roca de unos 2.50 metros de altura por 2.00 metros de ancha, en la que se observan algunas irregularidades, y con la frágil vara que lleva para hostigar al camello, golpea la piedra y dice: «Esta es la roca de la que brotó el agua al ser golpeada por Moisés»

Se puede ser cristiano o musulmán, creyente o ateo, pero oír la anterior afirmación de los labios de un joven beduino, a estas horas de la noche, en semejante lugar, con una luz y un silencio sepulcrales, es algo que impacta fuertemente en el ánimo de cualquiera.

Continuamos nuestro nocturno camino hasta el anfiteatro conocido con el nombre de «Los sesenta ancianos de Israel», donde se encuentra la ermita de San Esteban. Aquí se quedan Said y el camello de Alí. Nosotros seguimos ascendiendo por los 750 peldaños que nos restan hasta llegar a la cima. Los escalones han sido tallados, en el suelo rocoso, por los monjes del Monasterio de Santa Catalina .

Said y el camello de Alí 014 (FILEminimizer)
Amanecer en el Sinaí

Junto a los muros de la restaurada capilla de la Santísima Trinidad, (Mandada construir por Justiniano en el 530 de nuestra era), acariciados por un gélido viento que azota nuestros ateridos cuerpos, vemos despuntar los primeros rayos del padre Rá, por las lejanas cumbres que forman frontera con el vecino estado de Israel.

Junto a nosotros, un grupo de cristianos nigeriános, desplazados a este -para ellos- sagrado lugar, entonan cánticos de alabanzas al Señor.

Bajando del Monte Sinaí (FILEminimizer)
Volviendo al valle

Nosotros, después de machacarnos las rodillas bajando los 750 peldaños que separan la ermita de San Esteban de la capilla de La Santisima Trinidad, nos encontramos con Said. Con él saboreamos un sabroso té que nos supo a gloria, después del frío pasado en la cima del Sinaí.

Mientras  tomábamos el té intercambiamos una chislaba por un viejo móvil  que no funcionaba.

Supongo que él haría con el móvil lo que yo con la chislaba; tirarlo.

Pero para los habitantes del desierto, sean, tuaregs, bereberes o beduinos La Sal de la Vida  es el intercambio. Sin trueque, sin «trapicheo» la vida solo es: «Un largo camino hacia la muerte».

Poco después, iniciamos el descenso hacia el fondo del valle, donde nos espera Faruk con su viejo Lada, para proseguir nuestro viaje hacia el Golfo de Acaba.

Paco Vidal