EL DESIERTO DE NAMIB

                                                                   
                               (Viaje austral II)

Madanmoiselle Pis

 En el mes de enero nuestro astro rey es madrugador en el hemisferio sur. A las seis de la mañana del verano austral, el sol proyecta ya largas sombras de todo cuanto se interpone en su camino. Para que el lector se sitúe le diremos que se traslade a cualquier ciudad del sur de España a la misma hora de un día de Julio.

La Long Street, una de las calles más largas de Ciudad del Cabo, es testigo de cuanto hemos dicho anteriormente, pues sobre ella se proyectan nuestras sombras en el ir y venir en la tarea de pertrechar el camión que nos conducirá a través de desiertos, ciudades y sabanas.

John, el joven surafricano que hará las funciones de conductor-guía, ataviado con un característico sombrero de cuero, es el encargado de dirigir las operaciones.

Como es de esperar en un viaje de estas características, cada uno de nosotros deja aflorar durante el mismo, lo mejor y lo peor de nuestra personalidad.

El grupo está compuesto por jóvenes de entre 20 y 35 años, de las más variadas profesiones y nacionalidades. La excepción es la nuestra que doblamos, y en algún caso triplicamos la edad de algunos de ellos.

V.A. Desierto Namib, El grupo (FILEminimizer)
El Grupo.

Como es de esperar en un viaje de estas características, cada uno de nosotros deja  aflorar durante el mismo, lo peor y lo mejor de nuestra personalidad.

Recordaremos siempre con agrado a la pequeña francesita, «Madanmoiselle Pis», por su simpatía y la pequeñez de su vejiga que la obligaba continuamente a pedir a John: «Please, a pipistop». O  Albert, el grandullón australiano extrovertido, noble y simpático, siempre dispuesto a echar una mano, cuando y dónde fuera necesario. Hacía el viaje, como regalo de sus padres, por haber terminado la carrera de derecho.

Mención aparte merece Bryan, irlandés zafio, racista, fanfarrón y pendenciero que, más que cartero, (oficio que según él profesaba) era el vivo retrato de Guerry Boyle, el sargento de Galway, en la película «The Guard».

V.A. Desierto Namib, Camión copiloto (FILEminimizer)
¡Adelante!

Después de esta sucinta reseña de algunos de los personajes del grupo, volvemos a la ruta y nos situamos a la salida de Ciudad del Cabo dónde paramos en un supermercado para efectuar las correspondientes compras.

Una vez en carretera ponemos rumbo noreste hacia Vioolsdrif, pequeña población que a orillas del río Orange sirve de punto fronterizo entre Namibia y Suráfrica.

El Orange es el segundo río en importancia de todo el sur de África, siendo, con sus 2.000 kilómetros el más largo de Suráfrica, atravesándola de un extremo a otro. Finalmente, después de servir de frontera entre ambos países, como se ha dicho anteriormente,vierte sus aguas al Atlantico. En este tramo final el Fish alimenta el caudal del Orange deslizándose por un profundo cañón que da lugar a uno de los grandes caprichos de la naturaleza.

V.A. Desierto Namib, Puesta de sol con árbol (FILEminimizer)
Atardecer en el Cañón del río Fish.

Los nativos lo venden como «el segundo cañón más grande del mundo» , después del Gran Cañón del Colorado, pero también me afirmaban lo mismo los de Arequipa, en Perú, sobre el Gran Cañón del Colca. Sin necesidad de entrar en el terreno de los superlativos, sea este, o aquel, lo cierto es que ambos son realmente dignos de visitar. El río Fish, a lo largo de 60 millones de años, ha ido socavando este impresionante desfiladero, capaz de satisfacer, por su belleza, los deseos más exigentes. Disfrutar de una puesta de sol desde alguno de los puntos, dispuestos para ello, a lo largo y ancho del cañón es todo un espectáculo.

Sossusvlei

Desde uno de los extremos de la garganta, el oasis de Cobas, lugar dónde pernoctamos, nos dirigimos por pedregosas e interminables pistas, hacia el corazón del desierto de Namib: Sossusvlei.

V.A. Desierto Namib, Rótulo (FILEminimizer)
República de Namibia.

Namibia, con 2.000.000 de habitantes  -la cuarta parte que Andalucía-  tiene una vez y media la extensión de España. Fue el último país africano en colonizarse, y también el último en conseguir su independencia. Primero fueron los alemanes, después los ingleses y finalmente los africaners, por tal motivo, en el país se hablan las tres lenguas, ademas de multitud de lenguas nativas.

V.A. Desierto Namib, Camión con polvo (FILEminimizer)
Piedras y polvo.

Su mayor parte la ocupa el desierto de Namib, del cual tomó su nombre el país, seguido del desierto de la Costa de los Esqueletos y las estribaciones del Desierto del Calahari. De lo dicho se desprende que en  Namibia además de los desiertos ya mencionados lo que podemos encontrar es; más desierto.

En el centro del Namib se encuentra el Parque Nacional de Naukluft, que con sus 23.000 kms./2 (tres veces más grande que el País Vasco) es el más grande del país.  Dentro de esta enorme extensión se encuentra el oasis de Sossusvlei.

Es Sossusvlei un lugar realmente mágico. La arena que las mareas han ido depositando en las costas del cercano océano, son arrastradas hacia el interior, debido a la falta total de vegetación, por los  fuertes vientos reinantes en la zona. Estas continuas nubes de arena han formado las famosas e irrepetibles  -debido a su intenso color rojo-  dunas de Sossusvlei. Algunas de ellas llegan a alcanzar, en su aristada cresta, hasta 300 metros de altura.

Coronar, al amanecer, las cumbres de estas dunas, cabalgando sobre el afilado canto que el viento va modelando, es algo que cualquier viajero que se desplace por estos lares no debería perderse.

Coronar, al amanecer, las cumbres de estas dunas, cabalgando sobre el afilado canto que el viento va modelando continumente, según la orientación de estas y la dirección de aquel, es algo que cualquier viajero que se desplace por estos lares no debería  perderse.

La tormenta

Para satisfacción nuestra, (una experiencia así siempre es deseable) cuándo volvíamos de las dunas hacia el lugar dónde teníamos montadas las tiendas, nos sorprendió una tormenta de arena. ¡Que brutalidad! ¡Cuan salvaje es la naturaleza!. La vimos acercarse y… antes de tener tiempo para reaccionar, había eclipsado el Sol, dándonos escasamente tiempo a cerrar las cremalleras de los plásticos que forman las ventanas de nuestro camión, antes de que nos envolviera un torbellino de millones de granos de arena. El mismo, al que el chófer se había apresurado a parar, era zarandeado por la tempestad y azotado sin piedad por los  pequeños y enloquecidos obuses de sílice.

V.A. Desierto Namib, Camión encima (FILEminimizer)
Oteando el horizonte.

En este momento, resguardado dentro de nuestro camión, no tuve mas remedio que acordarme de aquellas caravanas, cuyos componentes, sorprendidos por esas tremendas tempestades que se desencadenan en el temible desierto sahariano, no cuentan con otra protección que la que puedan ofrecerles su experiencia y la de sus propios camellos.

Después de unos 45 minutos la tormenta cesó. Cesó como había llegado: instantáneamente. Como si la tremenda fuerza del viento, fuese obra de un Dios vengador que, con el poder de sus pulmones, hubiese lanzado un tremendo bufido, capaz de barrer todo lo que se interpusiese en su camino.

Además de oasis, el mismo nos pareció un paraíso, y nuestra rudimentaria tienda un pequeño palacete.

V.A. Desierto Namib, árbol en desierto (FILEminimizer)
A pesar de todo. ¡La vida sigue!

Poco después llegamos al oasis dónde estaba instalado nuestro campamento. Además de oasis, el mismo nos pareció un paraíso, y nuestra rudimentaria tienda, un pequeño palacete.

Aquella madrugada cuando, sobre las tres de la mañana, las necesidades fisiológicas me obligaron a salir de la tienda para expulsar de mi cuerpo el par de cervezas  ingeridas, alrededor del fuego, en la velada de la noche anterior, me encontré con uno de los momentos culminantes de todos mis viajes.

Sobre mí, en el más absoluto silencio, una bóveda de estrellas y constelaciones se disputaba el honor de ser la que más luz proyectase sobre nuestro humilde campamento. Cegado por tanta luz, volví mis ojos al suelo y vi mi sombra sobre el mismo. Sin dudarlo un momento, desperté a mi mujer, y ambos permanecimos  extasiados, sin que contase el tiempo, ante un espectáculo difícilmente repetible.

¡La luz de las estrellas proyectaba nuestras sombras sobre las arenas del desierto!     

                                                                                             Paco Vidal

La Costa de los esqueletos

                                                                                           (Viaje Austral III)

Las dos carabelas

En la primavera del año 1487 dos carabelas, al frente de las cuales iba el marino portugués Bartolomeu Dias, navegaban por orden de su rey, Juan II, en busca del mítico reino del Preste Juan.

Después de aprovisionarse en Costa del Oro,en la actual Ghana, y recorrer la costa angoleña, una desesperante CALMA las mantenía paralizadas en las cercanías del Trópico de Capricornio.

El Sol paseaba sus áureos rayos sobre las placidas aguas del mar, antes de ocultarse por occidente. Por el sureste, en el lejano horizonte, se levantaban unos negros nubarrones, avistados celosamente por el vigía desde su cofa.

Tormentisima
Tempestad en la mar.

Una ligera brisa fue el preludio de la enorme tempestad que se desencadenó posteriormente y que, azotaría las naves durante toda la noche. Al amanecer del siguiente día, la tormenta había cejado en su fuerza destructora pero, para pesar de los navegantes, una espesa niebla envolvía las naos y los hombres. Tan densa era ésta que era mas fácil localizarse por la voz que con la vista. Sin saberlo estos marineros estaban atrapados por uno de los grandes fenómenos que caracteriza a la que mas tarde sería conocida como «Costa de los Esqueletos».

 

Solo la pericia y destreza del gran navegante, y la abnegación de la intrépida marinería, serian capaces de sacar las naves de la mortal ratonera en la que se encontraban.

Solo la pericia y destreza del gran navegante, y la abnegación de la intrépida marinería, serian  capaces de sacar las naves de la mortal ratonera en la que se encontraban. Como consecuencia de ellas, el 8 de diciembre de 1487 arribaban a lo que ellos llamaron; «Golfo de Santa María de la Concepción»  y que hoy se conoce como,Walvis Bay (Bahía de las Ballenas). El punto más al sur, cartografiado por el hombre, hasta aquellos días.

V.A. Costa de los esqueletos Walvis Bay
Walvis Bay (Bahía de las ballenas)

A este lugar llegamos nosotros cinco siglos mas tarde, al atardecer de un soleado día de enero, después de haber estado perdidos, durante horas, por los pedregosos valles del desierto de Namib.

Todo empezó  al amanecer en el oasis de Sossusvlei cuando, a la hora de ponernos en marcha, hacia  nos planteamos la cuestión de hacer la etapa por rutas señalizadas, o bien a través del desierto. solo con la ayuda de la brújula. Hubo votación y, aunque por escaso margen, venció el grupo de los osados. Que sea la opinión de cada lector la que nos ubique en el bando de los perdedores o ganadores.

V.A. Costa de los esqueletos perdidos (FILEminimizer)
¡Perdidos en el Namib!

Para que la maldita Ley de Murphy se cumpliera, sucedió lo que no debería  haber sucedido. ¡La brújula falló cuando debía fallar!.  

 

 

olas de arena
Océano de arena.

Por fin, después de vueltas y revueltas, vadeamos el río Kuiseb y llegamos a Gobabeb. Desde allí, después de unos minutos de relax, tomamos la D1983 que, felizmente, nos condujo a Walvis Bay.

Pocos atractivos (como no sea para las ballenas, debido a su rico plancton y profundas aguas)  encierra esta ciudad de unos 90.000 habitantes, a pesar de lo codiciada que ha sido por las diferentes potencias colonizadoras.

La isla de los pájaros

Desde la B-2, carretera que une los 35 kilómetros que separan Welvis Bay de Swakapmund, lugar a donde nos dirigimos, se puede ver la famosa «Isla de los Pájaros».  Dicha «isla»  no es otra cosa que una plataforma de madera, construida  -tres metros por encima del mar, en 1930, por el alemán Afolf Winter-  con fines comerciales.  Lo que al principio fueron cuatro metros cuadrados, se han convertido en 20.000. En la «isla» anidan y defecan las aves marinas (sobre todo cormoranes).  Los detritos de estas aves (guano) es comercializado por el hombre a razón de 250 a 300 € la tonelada. Si tenemos en cuenta que las dichosas aves son capaces de excretar sobre la «islita» hasta 700 toneladas al año, veremos que Herr Winter era un hombre con visión de futuro.

V.A. Swacopmund, adaptación al desierto (FILEminimizer)
Solución contra el desierto.

Swakopmund , a pesar de ser la mitad de grande  que Walvis Bay  se nos antoja mucho mas atractiva que aquella. Tal vez debido a que después de tantos días de «inglés», a medio entender, por fin podemos disfrutar conversando en alemán con sus residentes.

Su gente ha desarrollado una dinámica industria turística, sobre todo en lo relacionado con el turismo activo, tanto en el mar como en el desierto.

Los alemanes la fundaron en 1892, como puerto marítimo para contrarrestar el poder estratégico que tenía Walvis, bajo dominio británico en aquellos días. Sus edificios lucen una arquitectura germano-colonial que vista en estas latitudes resulta un tanto llamativa, a la vez que exótica.

Mientras el resto del grupo permanecía en el camping montando las tiendas y preparando la cena, nosotros nos fuimos a la ciudad a saborear un suculento «Zigeunerschnitzel»  y a dormir placenteramente en el ATLANTA HOTEL.

V.A. Swacopmund, Atlanta Hotel
Atlanta Hotel en Swakopmund

 

Si cerrase los ojos, pensaría que estaba en España, detrás de la loma de una Cañada Real, al otro de la cual pastaba un enorme rebaño de ovejas recién paridas. Tal es la semejanza  -a la hora de llamar a sus crías-  entre el balido de nuestros ovinos y el sonido emitido por las hembras de los lobos marinos.

V.A. Costa de los esqueletos. Leones marinos
Leones marinos en Cape Cross.

En realidad lo que tenemos ante nosotros es la mayor colonia (hay quien dice que en época de máxima afluencia  puede llegar a haber  miles de ejemplares) de lobos marinos que existe en las costas africanas. Cape Cross, lugar donde está la colonia, se haya a 120 kilómetros al norte de Swakopmund, y a 110 kilómetros al sur del río Ugab que es donde se encuentra la entrada al         Parque Nacional de la Costa de los Esqueletos.

…y mi inquieto espiritu de trotamundos se marcó el objetivo de pisar estas arenas, sentir su soledad y saborear sus silencios.

V.A. Csta de los esqueletos, solo ante el peligro (FILEminimizer)
Pisar estas arenas y sentir su soledad.

Alguna vez, leí en alguna parte:  «Envuelta en la niebla del mar, azotada por las frías olas del Atlántico, bañada por un sol abrazador y cicatrizada por un viento arenoso, La Costa de los Esqueletos alberga los restos de barcos naufragados desde hace siglos», y mi inquieto espíritu de trotamundos se marcó el objetivo de pisar estas arenas, sentir su soledad y saborear sus silencios.

Bien es verdad que no ha sido mucho el trayecto recorrido, ni el tiempo dedicado, a tan sugestivo lugar pero, me consuela el saber que otros, tal vez con mas deseos y derechos que yo, nunca pudieron cumplir, ni siquiera lo, por mí alcanzado. Por otra parte, considero que en los viajes debemos dejar siempre lugares por visitar, con los que poder justificar el retorno a los mismos. Es posible que nunca volvamos pero… ¡Cuan hermoso es tener metas que alcanzar y sueños por cumplir!.

Esta enigmática costa se convirtió, desde la Edad Media hasta finales del siglo XIX, en centinela del Atlántico Sur. Se erigió en el cancerbero que trataba de impedir (en nuestra época le hubiese sido imposible debido a los medios técnicos con que cuenta la actual navegación) que los íberos navegantes  -buscadores de nuevas rutas con oriente, y mensajeros entre el nuevo y viejo mundo-  consiguieran sus objetivos.

La combinación de las frías aguas de la corriente de Benguela con los tórridos vientos del desierto de Namib, originan esas espesas nieblas que sorprendían a los navíos, empujándolos hacia los tentáculos (bancos de arena) que el viento del desierto había proyectado, previamente, mar a dentro. En estos bancos encallaban y quedaban varados los barcos, sin posibilidad de escapar de ellos, ya que un tercer elemento se lo impedían. Las mareas.

V.A. Costa de los esqueletos pecios (FILEminimizer)
Pecios.

Las tripulaciones buscaban su salvación en la costa, pero en esta arenas solo encontraban desolación y muerte, sumando sus esqueletos a los de naufragios  anteriores.

Los barcos convertidos en elementos inertes e ingobernables, iban siendo empujados, por las mareas, hacia tierra firme, hasta quedar convertidos en pecios. Engullidos , a través de los años y los siglos por las insaciables arenas del desierto.

Así se forjó la leyenda de esta tierra, portadora del macabro nombre que la ha hecho temida y añorada: LA COSTA DE LOS ESQUELETOS.

Paco Vidal

 

 

 

ETOSHA NATIONAL PARK

                                                                                             (Viaje Austral IV)

No bajar del vehículo bajo ningún concepto

El Etosha National Park, con una extensión de 22.000 Kms/2,  está situado al norte de Namibia. Su superficie es tan grande como las provincias de Málaga y Almería juntas. Fue declarado Parque Natural en 1.907 por Von Lindekist, a la sazón Gobernador alemán de la entonces colonia germana.

Mapa E.N.P.
Mapa del Parque Nacional Etosha

En aquellos días el parque era mas grande que toda Andalucía, ya que contaba con 90.000 klms./2. Pero después de sucesivas modificaciones, el mismo ha quedado enmarcado en el área que ocupa actualmente.

El núcleo del mismo está compuesto por una laguna, seca la mayoría del tiempo, de 5.000 klms/2 de superficie, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.   La temperatura en los meses de octubre a febrero, verano austral, se mueve alrededor de los 38 grados centígrados.

V.A. E.Park, Manpostas (FILEminimizer)
Grupo de suricatas y su madriguera.

Es este uno de los parques naturales mas grandes de África. permitiendo ademas, debido a lo poca accidentado de su geografía, una buena observación de su rica fauna. Posee el mismo dos puertas principales por las que acceder  a él, ya que se encuentra aislado del exterior por una valla de 2.5 metros de altura que rodea todo su perímetro.

Ubicados en zonas bien visibles existen unos rótulos donde se anuncia que dichas puertas se abren y cierran con la salida y puesta del Sol.

En el interior del parque han construido las autoridades medioambientales namíbias tres zonas protegidas, valladas, a su vez, con una alambrada idéntica a la que enmarca el parque. Los horarios que regulan los acceso a estos campamentos, como sucede con los de acceso al parque, no están determinados por ningún cronometro. Ubicados en zonas bien visibles existen unos rótulos donde se anuncia que dichas puertas se abren y cierran con la salida y puesta del Sol. Después de ocultarse éste, las puertas se cierran y nadie puede entrar o salir del parque, o recintos acotados,  situados en el interior del mismo.

V.A. E.Park, Elefantes (FILEminimizer)
Elefantes en la charca.

Durante el día los visitantes pueden moverse libremente  -ya sea en vehículo propio, o formando parte de algún safari organizado-   por las innumerables pistas que cruzan éste inmenso territorio. La única restricción (debe cumplirse a rajatabla) es: No salir del vehículo bajo ningún concepto. Esta libertad de movimiento nos permite observar todo tipo de animales salvajes en su habita natural.

Nosotros entramos con nuestro camión por la Puerta de Anderson y, desde el primer momento empezamos a ver manadas o rebaños de cebras, antílopes, ñus, etc. Sobre las dos de la tarde nos encontrábamos montando  nuestras tiendas en el campamento de Okakuejo, donde nos preparamos un apetitoso asado compuesto con carne de fauna local.

Por la noche estuvimos observando los animales acercarse a beber a las charcas construidas para tal fin.

Por la noche estuvimos observando los animales acercarse a beber a las charcas «waterlouk», que tan estratégicamente ha construido la administración del parque para tal fin.

Los «Daytours»

Después del desayuno salimos de Okakuejo  buscando los rincones mas alejados de las concurridas pistas, ya que estas se encuentran saturadas por los «Daytours»  que vienen desde Windhouk y por falta de tiempo, solo pueden dedicarse al clásico Safari  fotográfico. Nuestro vehículo 4X4 y nuestro tipo de viaje nos permite, por el contrario, una observación mas cercana y real de esta fauna, conocida por nosotros solo por los documentales de TV o los zoos.

V.A. E.Park, jirafa (FILEminimizer)
Solo 7 vertebras, para tan largo cuello.

Coincidiendo con la puesta del Sol llegamos a Halali, otro de los campamentos situados dentro del parque. Esta vez montamos las tiendas junto a la alambrada que nos protege de esa fauna libre y salvaje que se mueve por la inmensa llanura que nos rodea.

Sentados alrededor de la fogata, la cual prolonga nuestras sombras hacia el impenetrable vacío reinante a la otra parte de la empalizada, los componentes del grupo comentamos  -sabiéndonos observados por infinidad de ojos, ocultos en la obscuridad de esta maravillosa noche africana-  las incidencias y anécdotas del día.

V.A. E.Park, Cebras (FILEminimizer)
Piara de cebras. Todas diferentes.

El cansancio va haciendo mella en nosotros y, unos antes otros después, todos terminamos por retirarnos a nuestras tiendas, donde el cansancio y las emociones vividas nos hacen caer, a pesar de la incomodidad de la cama y la dureza del suelo, en un profundo sueño.

Del mismo me saca un tremendo alarido, quizás graznido. Ya despierto, oigo otro idéntico al anterior. Un escalofrío recorre mi cuerpo, inmovilizándome e impidiéndome correr la cremallera de la tienda para ver de donde viene semejante bramido. Entonces, compruebo que mi compañera se mueve dentro del saco de dormir. Le pregunto si ha oído, a lo que responde afirmativamente, con voz apenas perceptible. Miro el reloj, sus manecillas marcan las tres de la madrugada. Mi mujer me extiende su mano, yo la aprieto con fuerza, nada decimos. Fuera, el embarazoso silencio es roto de nuevo. Esta vez por el canto de una rapaz, que en esta ocasión resulta francamente agradable a nuestros oídos.

Nadie hace ningún comentario, pero en el ánimo de todos está el ver, siquiera con los prismáticos, al gran SIMBA.

En el trópico amanece pronto, a las seis de la mañana, después de levantar el campamento, nos ponemos en movimiento en busca de nuestra pieza mas escurridiza.Nadie hace ningún comentario, pero en el ánimo de todos está el ver, siquiera con los prismáticos, al gran SIMBA.

V.A. E.Park, Elefante (FILEminimizer)
Hermoso ejemplar.

Nos deslizamos por la margen derecha de la gran laguna, nadie dice nada, el silencio es roto, solo por el ralentí del motor del camión al deslizarse lentamente por la pista de graba. La noche antes ha llovido sobre esta zona del parque. Los pastos están húmedos y, grandes manadas de ñús, cebras y antílopes pastan plácidamente en la inmensa pradera. A nuestra izquierda, alguien distingue un hermoso ejemplar de elefante que se encuentra arrancando a tiras la corteza de una acacia. Nos salimos de la pista para observarlo mejor, pero tanto nos acercamos a él que éste, enfadado, da un gran bufido…retrocede unos pasos y se planta, dirigiendo su desafiante figura hacia nosotros. Como quiera que nuestra intención no es molestarle (y además no conocemos sus intenciones, ni deseamos medir sus fuerzas) damos media vuelta y nos alejamos de él.

Simba, el depredador

A cierta distancia se distingue un enorme termitero, y cerca de él, semi ocultos por unos arbustos, unos bultos que se mueven. Nos acercamos, todo lo sigilosos que podemos y, efectivamente, a no más de 50 metros de nosotros hay una familia completa del rey de los depredadores.

V.A. E.Park, Coyote con leones (FILEminimizer)
Chacales esperando el festin.

La pareja y tres cachorros están devorando un ñú  -cazado probablemente la noche anterior-  mientras gran cantidad de chacales merodean por los alrededores a la espera de que los propietarios del festín sacien su hambre.

La escena que presenciamos es muy común en los documentales que nos ofrece la National Geografie, pero como sucede con tantas otras cosas, es muy distinto verlo desde el sofá de casa que hacerlo en directo.

Los padres, ya ahítos, yacen tumbados, cuan largos son, y observan a sus cachorros dar cuenta de los restos de su victima, además de cuidar que no se acerque ningún carroñero. Pasado un tiempo el macho se levanta, se mueve perezosamente de un lado para otro y finalmente, se dirige directamente hacia nosotros.

V.A. E.N.P. Patriarca en charca (FILEminimizer)
El patriarca en la charca.

Se detiene en una charca existente a unos diez metros de nuestro camión, bebe durante unos minutos, y sin dignarse mirarnos se pierde entre los matorrales que hay a nuestra derecha. Poco después es la madre la que, seguida de sus tres cachorros, sigue la estela que, minutos antes, había marcado el patriarca. Los chacales, una vez desaparecidos los leones, acuden en manada a terminar los restos del banquete dejado por sus hermanos mayores.

V.A. E.Park, Simba se marcha (FILEminimizer)
Después de comer y beber…la siesta.

 

En Etosha el ciclo de la vida sigue su curso y nosotros, satisfechos en nuestro ego, decidimos avanzar en nuestro viaje, rumbo a otro de los paraísos naturales de África: EL DELTA DEL OKAVANGO.

 

Paco Vidal