POR TIERRAS DE ORIENTE

KOREA

La travesía desde FUKUOKA, en Japón, hasta Busan, en  Korea, transcurre tranquila y sin ningún tipo de incidente, a pesar de que en la prensa se leen habitualmente noticias de que  «El Escarabajo», como le llaman al hovercraft que une  los dos puertos anteriormente mencionados, suele tener percances al producirse colisiones entre éste y alguna de las muchas ballenas que pululan por el Mar del Japón.

Conforme nos acercamos a las costas coreanas, la segunda ciudad de Corea se ofrece a nuestros ojos, desparramada por colinas y valles, como una ciudad moderna de blancos edificios cubiertos de negra pizarra, sobre los que destacan barrios enteros de edificaciones de unos veinte o veinticinco pisos de altura, construidos con materiales de baja calidad y habitados por clases trabajadoras , como pudimos comprobar posteriormente al pasear  por sus calles y barrios.

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Pusán desde el mar

En la oficina de Información Turística del terminal de ferrys, a la que nos dirigimos al llegar a éste puerto sureño de Corea, nos ofrecen información de la ciudad y nos recomiendan el hotel Phoenix. A la salida del terminal tomamos un taxi, que por unos 5.00 € nos deja en la puerta del hotel.

En corea, los taxistas no van con corbata, ni guantes blancos, ni al coche se le abre o cierra la puerta automáticamente, como sucede en Japón. Sin embargo si hay un detalle que llama la atención; el importe de la carrera no lo solicita el conductor, como sucede en nuestro país y otros tantos sitios. El mismo consta en un recibo que expende el taxímetro automáticamente. En esto último si son iguales que en el país vecino.

Dejamos las maletas en el hotel, de buen aspecto exterior, pero con olor a rancio en su interior, y nos lanzamos a dar una vuelta por una zona de mercado como las existentes en todas las grandes ciudades asiáticas.

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Paseando por Busán

Después de comer, nos acercamos a la Estación Central para gestionar el tema de los billetes a Seul en el TKX, equivalente al Shinkansen japonés o el AVE español, pero de menor calidad y mucho menos confort que los anteriores, como pudimos comprobar más tarde al hacer uso de él. Al llegar a la ventanilla, después de una larga espera, nos encontramos que no hay billetes para la fecha que teníamos prevista. El empleado empieza a contarnos una historia que no logramos entender bien, (Cuentan que los busanenses hablan un dialecto tan cerrado que los habitantes de la capital del país, Seul, son incapaces de entenderlos. No obstante, yo doy fe, que aunque me hubiese hablado el más refinado y sutil coreano, tampoco lo hubiese entendido)  por lo que nos ruega, ante nuestra postura de indeterminación, que nos apartemos y dejemos paso a la larga cola que se estaba formando.

De nuevo en la cola y ante la ventanilla, esta vez nos toca una chica que nos dice que para la fecha solicitada solo nos puede vender billetes de pies, ya que los asientos están todos reservados. Finalmente, conseguimos la primera hora del trayecto con reserva de asientos y las dos restantes, de pies.  Al menos viajaremos en la fecha prevista.

Antes de marcharnos hacia el Phoenix decidimos hacer una reserva en el Ayrong Hotel para el día siguiente, ya que el recomendado por la oficina de Información Turística no es de nuestro agrado y aún nos quedan un par de días en la ciudad.

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Preámbulos

Es Busan, capital de la provincia de Gyeongsangnam-do, una ciudad de 3.800.000 habitantes con una superficie aproximada de 770 kilómetros cuadrados, dotada de varias lineas de metro y una amplia red de transportes públicos. Posee uno de los mas importante puertos de contenedores de Asia, unos interesantes estudios cinematográficos asociados a la norteamericana MGM y a través de su dilatada historia ha quedado sembrada de una larga lista de templos, entre los que destacan, el  Beomeosa, fundado en el 678 y el Seokbulsa, ubicado en una caverna escavada en la roca, a los pies de la montaña Geumjeong, otro de los atractivos turísticos para los viajeros que visitan la ciudad, sobre todo para los mas jóvenes.

Para explorar esta metrópoli del sureste coreano nosotros nos decantamos por compramos unos billetes por 80.000.-Won (60.-€) para el City Tour Bus, que tiene una parada justo delante de la puerta de nuestro hotel, desde el que puedes bajar y/o subir en cualquier lugar de la ciudad. Lo que te facilita visitar los lugares más importante de la misma, ya que el recorrido del mismo está pensado para ello.

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Tumbas

Quizás, el lugar que más nos gustó fue el  WAR MEMORIAL, un hermoso parque donde se rinde homenaje a los más de 500.000 combatientes de los 37 países que, bajo la bandera de la ONU perdieron sus jóvenes vidas, en la década de los 50 del siglo pasado, luchando contra miles y miles de soldados chinos y norcoreanos que el 27 de junio de 1.950 invadieron Corea del Sur para someterla a la «dictadura del proletariado».

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Banderas

La bandera española no se encuentra entre las tantas que hondean, formando una larga fila, en el interior de tan hermoso parque. Si están, sin embargo, las de países tan poco sospechosos de nada, como no sea de amantes de la democracia, las de Noruega, Canadá, Australia, o Dinamarca, entre otras.

Caminando entre los centenares de tumbas, perfectamente alineadas y exquisitamente cuidadas, se pregunta uno.

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Victimas de la guerra

¿Cuantos cauces no habrán abierto los ríos de lagrimas derramadas por las madres, novias y esposas de aquellos jóvenes que un día salieron de sus hogares para no volver nunca más?

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Mejor, vivir en libertad sin tener que morir.

Entre tantos epitafios llenos de simbolismo, uno nos llamó especialmente la atención, dice así:

«NINGÚN LUGAR DEL MUNDO ESTA DEMASIADO LEJOS PARA QUE UN COLOMBIANO MUERA POR LA LIBERTAD».

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